Concluyó la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, COP 16, celebrada en Cancún en las semanas últimas. Lo relevante: buenos propósitos. Se acepta, los modos de producción deben evolucionar para evitar, o por lo menos reducir significativamente, las emisiones de gases de efecto invernadero, causantes del Cambio Climático. Son originadas por el uso, que seguirá hasta la extinción, de combustibles fósiles: carbón, petróleo, gas natural. ¿Y…? Como dijera una reconocida experta en resolver cuestionamientos al comportamiento ajeno, y propio: ¿Y…?
Lo mismo. No se asumen compromisos para hacerlo. Sobre todo por parte de países que se han beneficiado de los recursos naturales del Planeta, que es decir, de la humanidad, renovables y no renovables, mediante prácticas definitivamente abusivas. Prácticas fundamentadas en el predominio económico, científico, tecnológico y, destacadamente, militar. Los del G 7, más uno: Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Alemania, Canadá, Italia, Japón y (el uno adicional) Rusia (antes la URSS). Con la irrupción, hoy día, de China e India. Si bien entre algunos de éstos hay disposición a convenciones acordes a las necesidades de nuestro tiempo, el número uno, seguido por Japón y China, rechazan obligatoriedad en el cumplimiento de acuerdos. No aceptan modificar modos de producción que impliquen cambios económicos y sociales conducentes a la desaparición del confort en que viven. Así ¿Cómo?
Ante este panorama, lo menos que debe hacerse, porque se puede, es cambiar actitudes propias. Como nación, desde las comunidades que la integran, desde la sociedad, desde las personas. Comiéncese por la unidad para seguir una ruta que nos lleve al todo. ¿Difícil…? Sí. ¿Ineficaz…? Tal vez. Pero acaso la participación ciudadana, de aquí, de allá y más allá, obligue a gobernantes, en el concierto internacional, a actuar en forma congruente al sentir de los pueblos.
Son modelo de actuación, actividades y acciones realizadas en instituciones como las cumplidas en nuestra Cámara de Diputados, LXI Legislatura, la cual, a través de su Comisión de Desarrollo Rural, integrada por representantes populares sensibles ante la catástrofe cuyas consecuencias ya padecemos (díganlo si no las tragedias ocurridas en el año que termina en Veracruz, Tabasco, Tamaulipas, Nuevo León, Oaxaca…) celebró en meses pasados, el Foro Impactos del Cambio Climático en el sector rural. En su momento hicimos los comentarios al evento.
Recordamos. En la inauguración del evento, el diputado Javier Usabiaga Arroyo, presidente de la comisión dijo: “Aspiramos a que los resultados de este Foro, permitan que destaque la inclusión del tema en la agenda nacional, y dé como resultado, una integración de los actores…” en una responsabilidad compartida. Que nace de la democracia, signo de los estados modernos.
Así es, incluir el tema en la agenda nacional bajo una convocatoria que incluya a gobernantes y gobernados. Legítimamente elegidos unos y representados otros. Gobierno en sus tres poderes, en sus tres órdenes. Sociedad civil organizada. Académicos. Científicos. Comunicadores. Todos y cada uno tienen tareas que cumplir a partir de una conciencia plena del significado, en este caso, del “dejar hacer… dejar pasar”.
Por charla con el diputado Usabiaga, nos enteramos de que habrá de continuarse con el tratamiento del tema en sus diversos componentes. Los preparativos, de acuerdo a los propósitos de la comisión en pleno, están a cargo de un equipo de jóvenes, distinguido por su dedicación, sus conocimientos y una definida vocación de servicio. Algunos de sus nombres vienen a mi memoria: Diana Muñoz, Ángel Soriano, Carlos Gómez, Martha Patricia Díaz, Georgina Soto, Melanie Quinteros, Oscar Guillén, Israel Hernández. Seguiremos de cerca su trabajo. Ellos con sus aportaciones, y los legisladores que convierten en leyes ideas y propuestas, sin duda habrán de entregar buenas cuentas. r
Legislativa ambiental http://www.miambiente.com.mx/?p=8213