Decidido el gobierno a montar su estrategia electoral en el tema del combate al narcotráfico, ha lanzado una fuerte ofensiva política en contra de administraciones locales priístas y perredistas. Con señalamientos fuertes y una enorme y creciente ola de rumores, el gobierno de Felipe Calderón busca que la sociedad deje de lado el tema económico y se concentre en el miedo a la violencia para alcanzar, en julio próximo, la mayoría en la Cámara de Diputados. No obstante que la apuesta aparece como algo por demás fuerte y con riesgos muy claros, el gobierno y su partido no pierden oportunidad para adelantar en su proyecto político. Pero poco a poco, las interrogantes en la sociedad se convierten en algo obvio. Primero, ¿a partir de qué momento el gobierno se enteró de la corrupción de sus rivales electorales? Especialmente por el hecho incuestionable de que quienes están al frente del combate a la delincuencia, son los mismos que fracasaron en ese terreno en la administración de Vicente Fox. Así, resulta que quienes hoy buscan aparecer como los salvadores, son curiosamente, los que nos llevaron a la difícil situación que hoy enfrenta la República. Después, ¿si la corrupción existe en las administraciones de la oposición, no hay una responsabilidad federal por no haber resuelto el problema desde que se inició? Finalmente, y sólo para terminar con las preguntas obvias, ¿a qué se debe que la autoridad lance golpes mediáticos y el PAN suelte acusaciones a diestra y siniestra y en la práctica no se tenga una acción concreta? ¿Será que el gobierno busca llevar el tema hasta el límite del tiempo electoral? La apuesta del gobierno es muy fuerte. Y la situación podría salirse de control con enorme facilidad… Y para que se entienda mucho mejor el panorama, es posible que el miedo a la inseguridad sea grande, pero el malestar por la crisis económica no es algo que se pueda o deba subestimar. La silbatina que se propinó hace una semana al titular de Hacienda, Agustín Carstens, en un estadio deportivo, tendría que hacer reflexionar a las autoridades, sobre la realidad social en el país. Y pudiera ser que los votos quedarán mucho más ligados al desempleo y al hambre, que a los «éxitos» en el combate a la delincuencia organizada. Lo sucedido con el titular de las finanzas nacionales es una señal política que en el gobierno tendrían que valorar de mejor manera.
Casi cinco meses después de que se decidió la construcción de una nueva refinería y algo más de 20 mil millones de dólares invertidos en la estrategia de mantener la competitividad del peso, la realidad dice que no hay nada en el primer punto mientras que en el segundo nuestra moneda sigue pendiente abajo. Si se hubiera invertido el dinero que se ha gasto en la especulación en torno al peso en refinerías, en estos momentos podríamos tener en marcha dos de estas procesadoras. Pero no hay ni siquiera el anuncio oficial del estado en el que se creará la obra. Y cinco meses de atraso es un tramo de tiempo muy largo en un país en el que la crisis se deja sentir con tanta fuerza… La visita del presidente Sarkosy a México, puso a la vista de todos, la falta de comunicación del gobierno ante la sociedad. El tema de la señora Florence Cassez dejó ver que el estado no tiene una idea clara de sus facultades y que, se acepte o no, no maneja de manera adecuada el tema de los acuerdos internacionales.
Cuando hace poco se registró el cambio de titular en la Lotería Nacional, nadie dudó de que, de nueva cuenta, el cargo había quedado en manos de uno de los favoritos de Elba Esther Gordillo. Y en ese momento, todo mundo entendió que esa situación respondía a la alianza electoral que el Panal sellaba con el panismo, especialmente para la batalla política en Nuevo León. Pero ahora, con el hecho de que esa alianza no existe y con las señales enviadas por la maestra con sus intentos por acercarse al PRI, el resultado es otro. Y todo mundo se pregunta si Felipe Calderón aceptará que se le haya, de nueva cuenta, traicionado en un tema tan complicado, pero tan claro para todos los observadores.
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