Por Enrique González Haas, presidente y director general de Schneider Electric México y Centroamérica
Global Footprint Network, organización internacional sin fines de lucro que desarrolla y promueve herramientas para avanzar en la sostenibilidad y en la medición de la cantidad de recursos que utilizamos y que apuntan a la toma decisiones, comparte cifras alarmantes: para 2050, la humanidad necesitará los recursos de tres “planetas Tierra” para satisfacer las demandas de la población que le permitan mantener su estilo de vida actual. Puntualmente en México, la última medición de la firma1 señala que nuestro país está consumiendo 1.6 “planetas Tierra” en un año; es decir, México se encuentra en un estado de déficit ecológico, en el que gastamos más recursos de los que contamos.
Ante este escenario, es necesario trazar acciones para revertir este proceso. Uno de ellos es migrar de una economía lineal a una economía circular, en la que cada persona, ciudad, país y organización se ocupe por dar seguimiento al ciclo de vida completo de los recursos que utiliza y plantear una mejor gestión de estos, poniendo especial atención al fin de su ciclo productivo.
Los esfuerzos del sector público y privado se concentran en aumentar la eficiencia del uso de recursos a través de la tecnología, y eso está bien, pero la eficiencia es una solución sólo si hay un cambio en los hábitos de consumo. De otra manera, es solamente una herramienta para alargar el agotamiento de los recursos o dicho en otras palabras, es posponer el fin inevitable de los mismos, es decir, convertirse en basura. La economía lineal es el villano, pero todo villano tiene un secuaz y en este caso, lamentablemente, somos nosotros.
Dicho modelo lineal de producir-consumir-botar está llegando al límite de su capacidad física, pues se basa en disponer de grandes cantidades de energía, altas emisiones de gases tóxicos como el CO2 y un consumo agresivo de recursos finitos, preciosos e irrecuperables.
La apuesta de Schneider Electric por la economía circular es un alejamiento de este sistema y refleja los principios de la Fundación Ellen MacArthur -con quien sostenemos una alianza-, organización que se ha encargado de acuñar y profundizar en este nuevo concepto del uso de recursos. Esta institución apunta a una economía reparadora y regenerativa, cuya pretensión es conseguir que los productos, componentes y recursos en general mantengan su utilidad y valor en todo momento.
Tal como la definen sus creadores, “la economía circular consiste en un ciclo continuo de desarrollo positivo que conserva y mejora el capital natural, optimiza el uso de los recursos y minimiza los riesgos del sistema al gestionar una cantidad finita de existencias y unos flujos renovables.Funciona de forma eficaz en todo tipo de escala y se basa en tres principios:
- Preservar y mejorar el capital natural controlando existencias finitas y equilibrando los flujos de recursos renovables.
- Optimizar el uso de los recursos rotando productos, componentes y materiales con la máxima utilidad en todo momento, tanto en los ciclos técnicos, como en los biológicos.
- Fomentar la eficiencia del sistema, revelando y eliminando externalidades negativas.
Todas las actividades humanas dependen de lo que nos da el planeta y producen desechos, pero mientras no logremos alcanzar este equilibrio de regeneración, seguiremos produciendo más basura que recursos. Desde la empresa privada, es necesario replantear la forma de consumo, transformándola en uso responsable y alejándonos de la cultura de lo desechable.
Todo esto, si se aplica en un esquema estructurado y con la asesoría profesional adecuada, no se transformaría en gasto, sino que puede ser rentable para las empresas. Cuando las compañías empiezan a pensar en economía circular, lo que antes era basura se transforma en materia prima.
Actualmente se estima que el 67 por ciento de las emisiones de efecto invernadero se relacionan con manejo de materiales. Las empresas y las entidades modernas deben de entender que los recursos son finitos y que tienen que adoptar nuevas formas de pensar, produciendo bienes y servicios realmente sostenibles.
Ciertamente, nos queda muy poco tiempo para empezar a sufrir graves consecuencias e inevitables por el desgaste del planeta. Las acciones tienen que ejecutarse, y la economía circular es una alternativa.
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