Rafael Cienfuegos Calderón
PUGNA.- Morena, el movimiento-partido del presidente, está en crisis y corre el riesgo de sufrir fracturas múltiples. Organizado con miles de incondicionales que lo han seguido y con políticos arribistas de distintas filiaciones políticas para asegurarse la candidatura a la Presidencia de la República, que inobjetablemente ganó con alrededor de 30 millones de votos, hoy padece confrontaciones internas por el poder. Y Morena, íntimamente ligado a Andrés Manuel López Obrador, no sería lo políticamente fuerte que es sin él. Que su imagen haya aparecido en la boleta electoral hizo posible que los candidatos de Morena, Encuentro Social y del Trabajo estén en las cámaras de Diputados y Senadores y sean mayoría. Sin el arrastre político del hoy Presidente de la República, Morena, sus gobernadores, legisladores locales, presidentes municipales y alcaldes, no tendrían la fuerza y presencia que tienen en el país. ¿Hay alguien que crea lo contrario? En 2012 surgió a la vida pública impulsado como un movimiento, en junio de 2014 obtuvo su registro como partido y en 2017 su padrón era de 319 mil 449 militantes; en la primera elección que participó, la de 2015 en Ciudad de México, ganó cinco delegaciones y 18 diputaciones; en la actualidad gobierna el país, Ciudad de México, Morelos, Puebla, Veracruz, Tabasco, Chiapas, Baja California, y 346 municipios, tiene mayoría en los Congreso federal y en 20 locales. Pero a pesar de tantos triunfos, el partido del presidente, que lidera Yeidckol Polevnsky, enfrenta una crisis interna que se agrava por el control de la dirigencia que habrá de renovarse en noviembre. Bertha Luján, presidenta del Consejo Nacional identifica el origen en la falta de institucionalidad. A su decir, las elecciones de 2018 dejaron al partido sin un proyecto político serio que trascienda el sexenio de López Obrador. Luján, que aspira a la dirigencia nacional de Morena y parece tener la simpatía del líder máximo, entra a la rebatinga con Mario Delgado, cercano a Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores y Alejandro Rojas, excolaborador de Ricardo Monreal, coordinador de los senadores de Morena. Hasta ahora no hay evidencia de intervención de López Obrador en la vida interna de Morena, pero de seguir las disputas y si las ambiciones políticas y los intereses personales se crispan y amenazan con fracturar la base militante, no hay que dudar que lo hará para imponer orden y quizá a la o el dirigente. El objetivo central del Presidente, la Cuarta Transformación, está pensado con una Morena fuerte, unida y con presencia mayoritaria en estados y municipios para 2021 y 2014.
BASTANTES.- El descrédito que arrastran los partidos políticos hace inadmisible el surgimiento de otros que fuera del nombre, es posible no ofrezcan nada nuevo. La ciudadanía clama por nuevos liderazgos, rostros frescos de ideas renovadoras e incluyentes que motiven la participación. Ante el INE 106 organizaciones solicitaron convertirse en partido, cuatro desistieron, tres se rechazaron, 34 están en revisión y 65 pasaron a la siguiente etapa. Margarita Zavala y Gabriel Quadri, ex candidatos presidenciales, están entre esos.
ABLADURIAS.- Alejandro Moreno (Alito): “Andrés Manuel aquí en Campeche va a encontrar la horma de su zapato, y si no lo educaron en su casa aquí lo vamos a educar”; “es un parásito, es un holgazán… representa todo lo que el pueblo de México no quiere”; López Obrador: “Alejandro es un gran corrupto, es un reverendo ladrón…”. Alito: “Bienvenido, señor presidente”. “Muchas gracias -señor-, sé que con su gobierno a Campeche y a las familias campechanas les va a ir muy bien, sea usted bienvenido, está en su casa… le brindamos la mano respetuosa y amable…”: Diego Fernández de Cevallos (Milenio).
HECHOS.- Gonzalo Hernández Licona cuestionó el jueves en un artículo que publicó el portal Animal Político el recorte al presupuesto del Coneval porque, por los ajustes que exigen las secretarías de Hacienda y Desarrollo Social, la institución prácticamente dejaría de funcionar en las próximas semanas. El lunes fue destituido como secretario ejecutivo y, el martes en la mañanera, el Presidente explicó que el despido obedeció a que ya llevaba 14 años en el organismo que mide la pobreza. No fue por la crítica. La venganza no es lo mío, dijo.
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