Para revertir las secuelas del cambio climático es conveniente valorar los servicios medioambientales que proporcionan los bosques, al capturar el dióxido de carbono (CO2) y otros gases que degradan el entorno, lo que propicia un aire limpio, la captación de lluvia y un clima favorable para vivir, señaló Fernando Pineda Campos, pasante a Maestro en Energía y Medio Ambiente en la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), en el oriente de la Ciudad de México (CDMX).
La captura de CO2 se refiere a la cantidad de este elemento que se fija en la biomasa de los árboles, y se trata del gas de efecto invernadero que más preocupa, por su gran volumen y perjuicio a la naturaleza.
De acuerdo con información de la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR), organismo del gobierno mexicano, los servicios medioambientales “son beneficios intangibles que no se utilizan o aprovechan de manera directa, generan un buen clima, aire limpio o simplemente un paisaje bello”.
La superficie forestal es el ecosistema más dañado, por lo que en las reuniones mundiales sobre cambio climático se ha buscado revalorar el bosque y la concepción de que es posible obtener otros productos no maderables, debido a lo cual “necesitamos incorporar el concepto de costos y beneficios ambientales en los mecanismos de mercado”.
El servicio ambiental ha sido adecuado para implementar y dar soporte a las políticas públicas y en algunos casos tiene que ver con el aire, la biodiversidad, el agua y la mitigación del cambio climático, mediante la captura del carbono en los bosques.
“Los vegetales toman el CO2 atmosférico para integrarlo al ciclo de fotosíntesis y transformarlo junto con el agua en azúcares pero mantienen el carbono para crecer, lo cual se denomina biomasa. La concentración de carbono en la atmósfera ha ido aumentando en 1.83 partes por millón al año y seguirá creciendo, de ahí la importancia de manejar adecuadamente la cobertura vegetal para mitigar las concentraciones de ese elemento en la atmósfera”, señaló.
El investigador explicó que su proyecto abarca el Área Natural Protegida ubicada en el municipio de Tlalmanalco, Estado de México, que forma parte de la Reserva Ecológica del mismo nombre, que cuenta con un área de 30 mil hectáreas y es uno de los principales pulmones del Valle de México.
La zona de estudio – bosque mixto de encino y pino de 450 hectáreas– pertenece al gobierno del estado, que en 1999 firmó el convenio con la UAM para el desarrollo sustentable de la Sierra Nevada, que capta aproximadamente 1.092 milímetros de lluvia al año.
Pineda Campos señaló que para medir la captación de carbono se usa el término rodales por hectárea, que se ocupa en la biología para agrupar los arboles de acuerdo por especies o edad. El proyecto abarca 16 rodales, de los que cada uno captura hasta 15 mil toneladas de carbono por hectárea anualmente.
Para realizar el estudio fue necesario aplicar encuestas a los pobladores de acuerdo con los lineamientos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe y conocer aspectos fundamentales de usuarios del bosque y sus servicios ambientales.
71% de la población tiene un ingreso menor a cinco mil pesos y 23% gana entre cinco y diez mil pesos (265 y 530 dólares). El sondeo arrojó que 23% de la población usa el bosque como paisaje; 11 por ciento para madera y nueve por ciento para extraer leña. El 81 por ciento de los encuestados estaría dispuesto a pagar una cuota de entre 20 y 50 pesos para conservar el bosque.
“Preocupa que la población mostrara poco interés en participar en el proyecto, por lo que para concretar un esquema de servicios ambientales es necesaria la participación del gobierno estatal, de instituciones forestales federales, así como el apoyo académico de instituciones como lo hace la UAM”, concluyó.
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