El jorobado. Vinílica y acrílica sobre cartulina. 46.8 x 56.7 centímetros
La ficha técnica en el historial fílmico de «El charro cantor» nos informa que «El jorobado», con subtítulo españolizado de «Enrique de Lagardera», corresponde a la producción del cine mexicano durante el año de 1943.
Esta película dirigida por Jaime Salvador, tiene en su reparto a Jorge Negrete, Gloria Marín, Adriana Lamar, Ángel Garaza, Ernesto Alonso… y su origen está en la novela de «capa y espada» en la que no falta un gascón, Cocardasse, a quien imagino narigón, si no es que así lo describe Paul Henri Féval (nacido en Rennes, Francia, el 27 de septiembre de 1817 y muerto en París en 1887): «Le Bossu… o le chavaliere de Lagardère». A Feval, por su aporte en la literatura, el gobierno francés le distinguió con el título de «Oficial de la Legión de Honor» en 1869.
De tal obra, en su edición del «Círculo de Lectores» -sin año de referencia- tomamos dos parrafitos: «Sólo provocan odios aquellos a quienes hubiera podido amarse.» (página 270), con transformaciones varias, y la habida en la página 271: «… acusaciones de ese género, aún cuando sean calumnias, producen, en el vulgo, impresión hondísima. ‘Siempre queda algo’ ha dicho Beaumarchais, que sabía a que atenerse sobre este punto.», para ubicar el origen de la modificación atribuída a luminarias de nuestra vida cuando comprimen la idea en: «Difama que algo queda.»
De cualquier manera, el hecho de que en la década de los cuarenta del siglo pasado, el atractivo comercial basado en la imagen de Jorge Negrete y Gloria Marín llevara a la adaptación de la novela francesa a la cinematografía mexicana, es un indicio del impacto de la obra durante las tres o cuatro generaciones siguientes a la publicación de «El jorobado», cuando la historia comparada -aún cuando mínima en este género de época- creaba paisajes desconocidos y la inquietud por conocer la geografía ajena y distante.
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