La inteligencia artificial (IA) es una herramienta desarrollada el siglo pasado y hoy es propuesta como guía para la sustentabilidad de las naciones.
Como toda tecnología, es posible su aplicación en sistemas sustentables para generar beneficios, afirmó en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Peter Dauvergne, investigador de la Universidad British Columbia.
Puede ser de utilidad en el desarrollo de nuevo conocimiento, modelado de sistemas, mapeo de biodiversidad, vigilancia de incendios forestales, pesca y tala ilegales, expuso en la charla Genius Squared: Artificial Intelligence and the Future of Sustainability.
Se han desarrollado robots para proteger los corales, equipos semiautónomos que detectan y avisan de la presencia de redes ilegales de pesca, ofreciendo nuevas formas de conservación, ejemplificó.
De igual manera, recordó Dauvergne, recientemente se presentó el proyecto rainforest connection, un sistema que mediante teléfonos inteligentes capta sonidos relacionados con la tala y deforestación ilegales, alertando a las autoridades. También, con IA es posible optimizar el uso de fertilizantes, herbicidas y pesticidas, y mejorar los sistemas de movilidad.
Indicó que los sistemas con inteligencia artificial han avanzado considerablemente; no sólo son capaces de vencer al humano en partidas de ajedrez, han “aprendido” a utilizar las estadísticas, jugadas y estrategias. “Son superiores en varios aspectos”.
Cada vez más, las máquinas se vuelven creativas e ‘inteligentes’. Traducen textos o voces, recomiendan productos, identifican rostros, diagnostican enfermedades e incluso escriben novelas, subrayó.
Se calcula que la inclusión de la IA generará, para 2030, ganancias por 16 trillones de dólares en todo el mundo. El problema es que son sistemas tan complejos que sólo las grandes potencias dominan su desarrollo, acaparando hasta 70% de los productos: teléfonos celulares, pantallas, electrodomésticos y sistemas automatizados, entre otros. De ahí que líderes del mundo la consideren clave para el crecimiento sustentable de las naciones, acentuó Peter Dauvergne.
El lado negativo de las tecnologías con inteligencia artificial es que generan estatus de poder, incrementan la inequidad, injusticia y desempleo, señaló.
Nadie cuestiona que una máquina hace mejor y más rápido una tarea, no requiere servicios médicos, prestaciones ni compensaciones o beneficios; esto implica la transformación de las poblaciones, pues miles han sido despedidos por estos motivos.
A esto se suma la concentración de grandes negocios en pocas manos, lo que hace posible controlar e influir en las personas en mayor proporción. También incentivan el consumismo sin importar si se generan más desperdicios en detrimento del planeta.
En su oportunidad, Alfonso Aguilar Ibarra, coordinador del posgrado en Ciencias de la Sostenibilidad, resaltó la necesidad de saber el costo de implementar tecnologías con IA en México, pues es posible que generen nuevos problemas que las instituciones deben resolver y prever.
Por su parte, Elena Lazos Chavero, experta en dinámicas socioambientales alrededor de la biodiversidad, destacó que si bien es necesario controlar mejor los fertilizantes o pesticidas mediante la IA, en naciones como México se deben considerar primero las condiciones del campo, pues se correría el riesgo de que el control de los productos por parte de grandes empresas se incremente, marginando aún más al campesino.
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