Javier Lozano
El tiempo político en el país se acelera. Entramos en el último tramo de la campaña electoral del Estado de México y con ello, a los preparativos formales de lo que será la contienda por la Presidencia de la República. En el Estado de México se dejan sentir movimientos de todo tipo.
Y los partidos políticos esperan el momento adecuado para mostrar su fuerza. Sin embargo, es obvio que no pasará mucho antes de que la oportunidad de colocar en el tablero algo nuevo o impactante, corre a partir de ahora y no más allá de las próximas dos semanas. Después, todo será el trámite legal al que nos han acostumbrado los propios partidos. Sin embargo, una de las señales que vale la pena tener en cuenta es la “fractura” en las filas del perredismo para respaldar la campaña priísta en el Edomex.
Si se pone algo de atención al hecho, se podrá identificar parte del objetivo. Los votos “ofrecidos” al PRI parecen no ser muchos, por más que puedan resultar valiosos. El acuerdo parecería tener como parte el impacto inmediato y el respaldo a futuro. Esto es, el grupo de perredistas pasa al PRI con algunos votos en la elección de julio próximo, pero con una buena tajada de sufragios en el DF para la elección del año próximo. Por supuesto, ello en base al supuesto de que Enrique Peña Nieto sea candidato del PRI a la Presidencia de la República. Y entonces se sabrá a cambio de qué se formalizó el pacto…
Las dirigencias del PRI, el PAN y el PRD celebraron una nueva reunión. Y otra vez, los acuerdos no son el resultado que todo mundo quería. Pero lo importante en esta ocasión es el hecho de que el ritmo del evento tiene más la intención de crear una imagen de civilidad, que otra cosa. Especialmente en el momento en el que los rumores sobre un golpe a los priístas, con el aparato de justicia del estado en la mano, es analizado en Los Pinos. Los temas a tratar entre partidos no son nuevos. Y los tiempos tampoco. Los requerimientos son los mismos. Pero las diferencias más importantes radican en los puntos de vista de los propios priístas, divididos entre los afanes electorales de Enrique Peña y los planteamientos reformistas de Manlio Fabio Beltrones.
La verdadera agenda está fincada en la comida que hace algunas semanas reunió a estos dos líderes del PRI con Humberto Moreira. Si se respetan los acuerdos, habrá muchas buenas noticias… Y Javier Lozano entre tanto, vio cómo su protagonismo políticos perdió soporte ante el vacío hecho por los priístas. El secretario del Trabajo sabe que puede lanzar todo tipo de bravatas, pero que para tener el efecto requerido, necesita quien le responda. Y los priístas han decidido dejarlo hablando solo. Javier Lozano sufre por la simple y sencilla razón de que nunca fue realmente un serio aspirante a la candidatura presidencial del PAN, pero sí lo fue para ser un brazo armado en la campaña electoral del abanderado blanquiazul.
Ahora, más motivo de burla que otra cosa, y razón de confrontaciones abiertas, podría haber perdido mucho de lo que presentaba como valor político. Y ello no es otra cosa que un serio descalabro político. Lozano se había sumado lleno de alegría a los “apoyadores” de Ernesto Cordero como precandidato calderonista. Pero podría estar a punto de convertirse más en lastre que en soporte… Felipe Calderón, Elba Esther Gordillo y Alonso Lujambio, aparecieron en público en un nuevo evento con el magisterio como tema. Y los elogios mutuos llovieron a diestra y siniestra. Pero ello poco importa. Es lo normal en eventos de este tipo.
Lo que llama la atención es que la señora Gordillo elogia al gobierno justo cuando aparece la información que por declaraciones propias, la ubica como simpatizante de Enrique Peña. Y después, que Lujambio, que había mostrado su distancia con la señora Gordillo, ahora se muestre feliz al tenerla a su lado. Y entonces, los más que magros resultados en la reestructuración educativa, encuentra su explicación en las alianzas políticas que, por supuesto, dejan a los infantes mexicanos en manos de la multicitada profesora. Pero todo sea por buscar victorias electorales a cambio de puestos en el gobierno.
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