ATISBOS

El subsecretario de Salud del gobierno del cambio es inamovible. Ahora más que nunca, y seguramente mientras no se supere la emergencia sanitaria,  López-Gatell tiene seguro su puesto. No porque esté atendiendo con eficacia la pandemia que al día de ayer acumuló 48 mil 869 muertes, 449 mil 961 contagios y  6 mil 148 nuevos casos, no, sino porque está en la gracia del Presidente y porque éste no va a ceder a las presiones políticas del grupo de gobernadores y sus partidos que demandan la renuncia del vocero científico del Covid-19. Ante estos embates el movimiento-partido Morena y sus legisladores en las cámaras de Diputados y Senadores salieron en defensa del funcionario y acusaron a los gobernadores de la oposición de estar haciendo politiquería, lo que constituyó un espaldarazo a López-Gatell que reforzará la confianza que el Presidente tiene en él. Hasta ahora las presiones políticas nunca han fructificado para que un presidente, sea del partido político que sea, destituya a alguno de sus  funcionarios haya o no motivo y, en este caso, el Presidente no va a ceder ni ahora ni más adelante porque no está en su estilo de gobernar ni en su temperamento dejarse intimidar y tiene el convencimiento de que López-Gatell está haciendo bien las cosas, que es incapaz de decir mentiras y que hay una campaña de los conservadores en su contra, además de que es su consejero experto sobre la pandemia y da cátedra en cada conferencia de prensa. La exigencia de la renuncia y que se nombre a un experto, con conocimiento y humildad para entender en toda su dimensión la grave crisis de salud, la basan los gobernadores del PAN, PRI, PRD y Movimiento Ciudadano en que ha habido un mal manejo. Acusan que López-Gatell no ha dejado de mentir ni de caer en contradicciones sobre las proyecciones y las acciones a implementar. Fallaron la estrategia de contención y las medidas sanitarias porque no han sido claras ni firmes. En su defensa, López-Gatell dijo entender las inquietudes, los sentimientos encontrados, la frustración, la angustia y preocupación de los gobernadores, pero que, como autoridades sanitarias que son en sus estados, del éxito o no del manejo de la pandemia, ellos son corresponsables.