Comunitarias

Protesta de un candidato perredista

 

LA SEMANA PASADA tuve la oportunidad de ver y escuchar por la televisión una protesta política, lo cual no tendría nada de extraño en este tiempo cuando todo se ve del lado de los partidos políticos. Lo importante para los capitalinos, en ese programa que se transmite por la noche y dirige el destacado periodista Pablo Iriart, fue que quien presentó una protesta pública contra los resultados de la elección para candidato a la Jefatura Delegacional en Cuauhtémoc, fue el diputado local Tomás Pliego Calvo, quien es perredista y fue víctima de las prácticas de su propio partido.

AHÍ ESTABA, del lado contrario, otro perredista de alto nivel, el también diputado Agustín Guerrero Castillo, quien hizo lo posible por convencer a su compañero de partido, para que dejara las cosas como están y “lavar la ropa sucia en casa”. Pero Tomás, quien es un joven político, que cree que de veras en el PRD se practica la democracia y que se trata de hombres y mujeres de izquierda, no escuchó las razones de Agustín y afirmó, a voz en cuello y a todo pulmón, que las pasadas elecciones internas del PRD fueron lo que ya todos sabemos: “un cochinero”, por lo que impugnará dicha elección en la que participó como candidato “ciudadano”, es decir, sin el apoyo de ninguna corriente de su partido y eso, naturalmente, es pecado entre los militantes del partido del sol azteca.

TOMAS PLIEGO se quejó de la forma en que actuaron los operadores políticos del PRD que, en todo el proceso electoral apoyaron al candidato del profesor René Bejarano y su esposa Dolores Padierna. Todos los recursos dela delegación Cuauhtémoc y el aparto oficial del GDF fueron para el candidato oficial, Agustín Torres. Tomás asegura que fue objeto de “inequidad en la contienda”.

UNA Y OTRA VEZ, dijo, gritó, para que se escuchara bien, que antes de las elecciones internas perredistas denunció que Agustín Torres y el aún delegado, que participó como precandidato para diputado local, José Luis Muñoz Soria, utilizaban los programas sociales de la demarcación para promoverse y ganar votos.

AGUSTIN GUERRERO, hay que reconocerlo, guardó la calma. Con paciencia política puso en práctica sus métodos para tratar de convencer a Tomás que guardara silencio y que ya no echara más “leña a la hoguera”. Pero todo fue inútil. Tomás se sostuvo firme y continuó su protestas pública, anunciando que impugnará la elección en la que participó.

NATURALMENTE, QUE la denuncia de Tomás Pliego no va a prosperar en la estructura del PRD, porque así conviene a los intereses de quienes mandan en el partido del sol azteca en el DF. El joven diputado tiene que aprovechar el tiempo que le queda como legislador capitalino y después doblegarse a las disposiciones de los verdaderos dueños del partido, pero si es firme en sus ideas y decisiones, deberá buscar otro camino para continuar en la política porque, por el momento, debe aceptar que su intención fue buena, pero, como dijo un actor de televisión: “Lástima, Margarito”, mejor dicho: “Lástima, Tomás”.

 

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