Legislativa ambiental

De responsabilidades

Dije antes que acudo a recuerdos, en parte, para fundamentar mi afirmación de que, como dijo Ricardo al enfrentar la burla de compañeros de sexto año de primaria por haber “votado” por el PRI, en un ejercicio escolar de simulación electoral, en el 2000: “Momento, el PRI ha cometido errores, pero le debemos las instituciones”. Por supuesto, la vida del país se debe a su pueblo, a una representación responsable de él, de franca vocación republicana. Lo que es México, cuanto es México, es resultado de la voluntad de sus gobernados, de la capacidad de atención y entendimiento de sus gobernantes.

Acudo a mis recuerdos, a conocimientos adquiridos en el estudio, en la experiencia del hacer cotidiano. Como todos. Acaso con mayor atención por actividades a mi cargo y expresiones de que debiéramos estar mejor. Sí. Pudiéramos estar peor, también. Pero el andamiaje de instituciones, de normas y formas que las hace posible está allí. Hágase uso de ellas. Hagamos uso de ellas. Quitemos del camino intolerancia, denuestos, calumnias, agresiones, mentiras. Sobre todo acabemos con la corrupción, tan onerosa.

Pero no se pretenda repartir culpas y responsabilidades, o irresponsabilidades, sin asumir las propias. Hemos visto cómo desde el ejecutivo federal un día se acusa a los empresarios de utilizar mecanismos de elusión para no aportar al fisco cuanto se debe, sólo para escuchar de inmediato al sector señalado aclarando que sus contribuciones se apegan a lo establecido por la ley. El presidente se entera de una matanza de jóvenes en Ciudad Juárez y, desde Japón, declara: fue un enfrentamiento de pandillas; por eso una madre de familia, en su visita a aquella ciudad fronteriza le dijo que “no podía decirle bienvenido”. Muere Michel Jackson y antes del dictamen de las autoridades, el presidente Calderón dice que el fallecimiento se debió al consumo de drogas.

Afirmaba el presidente Adolfo Ruiz Cortines, don Adolfo: cuando el presidente habla, hasta los saludos debe leerlos. Sugerencia prudente. De no hacerlo así corre el riesgo de hablar de asuntos que no se dominan o de utilizar palabras cuyo significado no se conoce con precisión. Aún tenemos presente la actuación de Rubén Aguilar, vocero de Vicente Fox, quien después de que éste incurría en alguna ambigüedad manifestaba: “lo que el presidente quiso decir…”

Ahora el titular del ejecutivo demanda al Poder Legislativo la celebración de un periodo extraordinario de sesiones para sacar adelante una serie de iniciativas, necesarias, dice, para resolver sendos rezagos. Habla de nueve de ellas, se cuentan entre ellas la de Ley Nacional de Seguridad, las de reforma política y de reforma electoral.

Felipe Calderón fue diputado federal, conoce el proceso legislativo, y más, sabe del tiempo legislativo como también de los tiempos políticos. El presidente sabe, o debiera, que para votar una iniciativa en el pleno de las cámaras de diputados y de senadores se requiere de dictámenes en comisiones, comisiones en cuya integración participan todos los grupos parlamentarios representados en el Congreso de la Unión. Entonces, si una iniciativa obliga a su estudio, discusión y dictamen en comisión, es necesario que haya acuerdos y los acuerdos se consiguen cuando las partes están dispuestas a lograrlos. Más aún, los acuerdos deben corresponder al interés de la nación y no al de grupos de poder de la condición que se quiera.