De continuar la deforestación del Suelo de Conservación de la Ciudad de México y de la zona montañosa y de volcanes del Estado de México, la crisis de disponibilidad de agua para la Zona Metropolitana podría enfrentar escenarios de sequía recurrentes como al que nos enfrentamos en estos momentos, lo cual afectaría el desarrollo social, económico, la biodiversidad y la salud de una población que supera los 21 millones de habitantes.
Ante ello, Agua Capital, el Fondo de Agua de la Ciudad de México, hace un llamado urgente para que se implementen acciones y políticas efectivas que contengan de manera debida los fenómenos de urbanización exacerbada, invasiones en áreas naturales protegidas, cambios de uso de suelo y deforestación, que han derivado en una fuerte degradación de los ecosistemas que son las principales fuentes de agua de la región metropolitana, así como en afectaciones a la capacidad de infiltración y recarga de los acuíferos.
Lamentablemente, en los últimos 13 años se han perdido 9 mil hectáreas de Bosques y Áreas Naturales que alimentan agua al Valle de México, lo cual representa un serio problema por la consecuente degradación de los servicios ambientales estratégicos de los que se benefician las distintas poblaciones, como la recarga del agua subterránea, la salud de los suelos, la protección de la biodiversidad y la captura de carbono, entre otros.
Por otro lado, de acuerdo con la Secretaría del Medio Ambiente de la CDMX, cada año se pierden entre 150 a 200 hectáreas de suelo de conservación, lo que compromete la infiltración y recarga del acuífero, de donde se extrae alrededor del 65% del agua que se consume en el Ciudad de México y genera problemáticas adicionales relacionadas con las inundaciones.
Eduardo Vázquez, Director Ejecutivo de Agua Capital, destacó que la erosión hídrica de suelos provoca asimismo afectaciones a la calidad del aire y limita la capacidad de infiltración y recarga natural, vulnerando el equilibrio ecológico. “Vivimos en escenarios de incertidumbre ante el hecho de que dependemos de un acuífero sobreexplotado que hoy se ve comprometido también por los fenómenos climáticos extremos como inundaciones y sequías”.
Asimismo, no debemos olvidar que la afectación del ciclo hidrológico derivada de los impactos asociados al cambio climático, refleja importantes impactos en la disponibilidad y calidad de los recursos hídricos, tal como lo estamos viviendo en la sequía actual que afecta, no sólo a la zona metropolitana del Valle de México sino al país en general.
En el caso del Valle de México, está siendo más que evidente la importancia de conservar y proteger las fuentes de agua externas en las zonas de influencia del Sistema Cutzamala, siendo que es la principal fuente externa de abastecimiento de agua de la Ciudad de México y los municipios conurbados, al abastecer a 13 alcaldías de la CDMX y 14 municipios del Estado de México.
La crisis actual de almacenamiento que sufren las tres principales presas del Sistema Cutzamala (El Bosque, Valle de Bravo y Villa Victoria) por la sequía, dejan ver la fragilidad y riesgo que nos encontramos ante escenarios de incertidumbre climática.
Es por ello que debemos tomar acción y asumir de manera responsable, como sociedad en colectivo, la necesidad de tomar decisiones estructurales y de fondo con visión de largo plazo. De otro modo, nos estaremos encaminando de manera inevitable hacia escenarios mucho más complejos que comprometan la seguridad hídrica de la región y todos sus habitantes.
Se requieren nuevos esquemas de planeación con enfoques preventivos, limitar la sobreexplotación de las fuentes de agua, generar mecanismos de adaptación a los efectos el cambio climático, promover el tratamiento y reuso del agua, un mejor ordenamiento territorial y protección de áreas naturales, mayores presupuestos, estrategias de información y comunicación adecuadas y coordinación entre las distintas autoridades, colaborando en todo momento con los distintos sectores y la sociedad en general, todo ello complementado con el debido cumplimiento a la ley, en el marco del cumplimiento del estado de derecho.
Estamos aún en el momento de actuar, aunque debemos entender que nos enfrentamos a un problema del presente, ya que el futuro nos alcanzó. El reto que presentan la seguridad hídrica y los fenómenos derivados del cambio climático necesitan respuestas adecuadas y es el momento de tomarlas.
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