La Inteligencia Artificial, así como la tecnología de Machine Learning que le subyace, es la punta de lanza de la revolución innovadora del siglo XXI. Se encuentra al centro de una gran parte de las tecnologías habilitadoras que impulsan lo que se ha llamado Cuarta Revolución Industrial.
La idea detrás de estas tecnologías es conjuntar series de algoritmos que articulen máquinas y softwares con capacidades similares a los de seres humanos, con la peculiaridad que puede llevar a cabo esos procesos con mayor precisión y a partir de bases de datos mucho más exhaustivas.
Las aplicaciones de la Inteligencia Artificial y el Machine Learning son múltiples y de gran alcance industrial; sin embargo, a lo largo de los últimos años se ha visto un genuino cambio de paradigma en los medios de comunicación -tanto tradicionales como emergentes- que trastoca las formas en que consumimos y producimos contenido.
De acuerdo a Gustavo Parés, director de la empresa mexicana especializada en Inteligencia Artificial, NDS Cognitive Labs, “estamos en un punto de inflexión sugerente. En últimos años, se han incorporado estas tecnologías a procesos creativos en los sectores que producen contenidos (la industria de las ideas; la cinematográfica, la música y hasta el periodismo), se ha podido perfeccionar y dinamizar productos que se crean ahora con decisiones basadas en datos y análisis que ayudan a moldear al menos tres esferas: la producción, el consumo y la distribución de los contenidos”.
El uso de herramientas de Inteligencia Artificial en empresas dedicadas a la producción de contenidos, sobre todo audiovisuales, ha traído un cambio enorme a los procesos de creación en todo el mundo.
En tiempos pasados, por lo general un estudio o artista apostaban por algún tipo de canción, película o serie de televisión, sin saber exactamente si serían productos exitosos. Se decidía a base de intuiciones educadas, que venían de años de experiencia en una industria o sector, pero nunca se podía saber con rigor si algún producto en particular sería exitoso. De igual modo, las métricas que se utilizaban para registrar ese éxito eran poco precisas.
“El uso de tecnología de Inteligencia Artificial en estas industrias trae consigo el poder de la certidumbre para los productores y para los creadores. No sólo en términos de basar todo en algoritmos especializados, sino también a sabiendas que el consumo mismo de esos productos seguirán alimentando de información valiosa tanto a los algoritmos, como a las empresas detrás de esas producciones”, apuntó.
En la medida que series de televisión, canciones y películas son o no consumidas, a través de plataformas que cuentan ya con sus propios algoritmos que ayudan a recomendar qué ver o escuchar a sus usuarios, se generan círculos virtuosos de input que alimentan el Machine Learning de las empresas productoras de contenido que, agiliza el proceso de toma de decisiones para ofrecer a sus clientes lo que ya saben que les gustará más.
En este contexto de desarrollo e innovación, hay otras herramientas de Inteligencia Artificial que ayudan a perfeccionar la experiencia de quienes consumen contenidos en línea y que afinan también los procesos de las empresas productoras de los mismos, que se vuelven mucho más competitivas en la medida que tienen clientes más satisfechos y que entienden a mayor cabalidad su propio mercado.
Por ejemplo, la incorporación de chatbots para estas industrias y clientes en temas de atención al cliente tienen beneficios para ambas partes: en primer lugar, apoyar a sus usuarios a que su consumo sea el ideal, incluso cuando tienen dudas o quejas que pueden ser atendidas de forma inmediata y 24/7; en segundo lugar, el uso de estos asistentes virtuales en estas plataformas contribuye a la recolección y análisis de datos para el mismo proceso de Machine Learning.
“La Inteligencia Artificial ha traído una vuelta de tuerca completa a las formas en que consumimos y producimos contenido. Se trata de una revolución de beneficios tangibles para empresas y consumidores que seguirá marcando el ritmo de las innovaciones de la primera mitad del siglo XXI”, finaliza Gustavo Parés.
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