La creciente problemática de la economía estadounidense amenaza, como siempre en estos casos, con convertirse en un problema de gran envergadura para México. Y tal vez la mejor forma de advertir el tamaño del problema sea la desesperación del gobierno federal por mostrar tranquilidad y optimismo ante el nuevo reto financiero. Los analistas han dejado ver que el panorama no es algo alentador. Los organismos internacionales han puesto en claro su desesperación. Los gobiernos de los países fuera de la órbita de Washington no dejan de demandar a la Casa Blanca las mismas medidas que, a lo largo de los años, se ha exigido al resto del mundo cada que se hace frente a una nueva crisis económica. Pero para México la situación es la peor posible. No acabamos de salir de los efectos de la crisis del 2009 y estamos a punto de hacer frente, cuando menos, a una fuerte desaceleración de la economía de los Estados Unidos, con todo lo que ello significa para nosotros. Pero si somos capaces de poner la problemática en una dimensión sencilla, podremos ver que el problema es más serio de lo que se quiere reconocer.
Si la economía de nuestros vecinos al norte se frena, el impacto en los programas oficiales será enorme, las inversiones se vendrán por tierra y se quiera o no, todo lo que se conoce como mercado interno pasará a ser algo más que reducido. Y ello, como sabemos, se traducirá en desempleo y problemas sociales. Pero el problema se convierte para Felipe Calderón en algo más que un duro reto económico. Los esfuerzos por hacer crecer a Ernesto Cordero se han convertido en una larga cadena de fracasos, lo mismo por la carencia de sensibilidad del aún titular de Hacienda, como por la inexistencia de un mensaje claro y creíble que permita consolidar una imagen política. Ahora, con la crisis tocando a la puerta, Ernesto Cordero se convierte en parte del problema, lo acepten o no, Y si deja Hacienda para luchar por la candidatura del PAN demostrará que el país no es tan importante como su proyecto personal. Y si la crisis estalla, aún cuando sea en escala menor a la que muchos temen, los efectos serán lo suficientemente grandes como para dañar una candidatura. La crisis y sus efectos, son el marco en el que el PAN encuadrará toda su estrategia electoral. Y por supuesto, los partidos rivales también…
Pero para Felipe Calderón la problemática es aún más seria. Al nuevo reto financiero tiene que sumarse la aparición de las cifras sobre pobreza y desempleo, que están lejos de ser algo para presumir. Y a ello ahora habrá que añadir la aparición de la información de que hay agentes estadounidenses tomando parte activa y decisiva en la guerra contra el narcotráfico. Es posible que para la Casa Blanca este no sea un problema y todo quede resuelto con un simple “se trata de un acuerdo de cooperación” entre ambos países. Pero para el gobierno mexicano lo que está en juego es mucho más que esto. Se trata en buen romance, de entregar soberanía. Y es posible que se quiera minimizar el tema y se piense que si no se toca el tema el tiempo lo borrará de la mente de los mexicanos. Pero la verdad es que esta “cooperación” lo que hace es poner a la vista la enorme debilidad política del régimen. Y por supuesto, la terrible dependencia que se tiene con respecto a Washington…
Y todo ello para entrar de lleno en los tiempos políticos que culminará con el V Informe de Gobierno de Felipe Calderón. Y entonces se deberá hacer un análisis de lo que se quiere resaltar con los mensajes previos al Informe, con la realidad. Así, construcción de carreteras, contra inseguridad; decisión frente al narcotráfico, contra el número de muertos y crecimiento de la pobreza, contra la imagen del seguro popular…
La parte final del año será compleja. Y los mensajes de apoyo familiar como el enviado desde Michoacán, podrían no ser una buena idea para hacerle frente a esta etapa, especialmente cuando el problema interno tiene mucho que ver con la falta de credibilidad en el gobierno y las instituciones.
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