Los grandes retos de Xochimilco, al sur de la Ciudad de México (CDMX) y el proceso de deterioro al que ha estado sometido en los últimos años, fueron parte del debate de los expertos en biodiversidad y ciencia, en una mesa de trabajo organizada por las secretarías de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación (SECTEI) y de Medio Ambiente (SEDEMA) de la CDMX.
El doctor Luis Zambrano González, del Instituto de Biología (IB) de la UNAM, externó que Xochimilco es la razón principal por la que se fundó el Laboratorio de Restauración Ecológica, al interior del IB.
Las principales problemáticas de la zona, precisó, son los procesos de urbanización, la cantidad de líquido disponible en los canales y cuerpos de agua, su mala calidad en los canales y la introducción de fauna nociva.
Al respecto, planteó que las consecuencias son alarmantes: más del 95 por ciento de las chinampas no son productivas, hay una reducción de hasta 65 por ciento de la zona chinampera en los últimos 17 años y una disminución considerable de la población de axolotes, que pasó de seis mil organismos por kilómetro cuadrado, a 36.
Recalcó que si esta zona desaparece, la temperatura promedio del Valle de México aumentaría 2.5 grados centígrados más. Explicó que el 98 por ciento de la biomasa de animales en los canales está integrada por carpas y tilapias invasoras.
La especie nativa es el axolote y “en las últimas dos décadas ha cobrado gran relevancia en la cultura moderna, pues se le puede ver en pinturas de Diego Rivera y en algunas obras de Julio Cortázar u Octavio Paz; sin embargo, la población mermó de repente y ahora la estamos recuperando”.
Es considerado un símbolo de la identidad xochimilca y está en la categoría de “especies en peligro de extinción” por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), añadió.
El doctor Zambrano destacó que, si perdemos a este animal, también pasaría lo mismo con Xochimilco, una zona donde hay producción alimentaria todo el año. “En la chinampa se generan más de 80 cultivos diferentes; el rendimiento oscila entre las 3.5 y las 6.3 toneladas por hectárea, y su nivel de productividad comprende de tres a cinco cosechas por año”.
El también miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), planteó que para el proceso de restauración tienen que desarrollarse interacciones socioecosistémicas, propiciar información de largo plazo, instaurar un proceso de manejo adaptativo y efectuar un trabajo transversal con los chinamperos.
Con líneas de investigación en Ecología Acuática y Restauración, el investigador detalló que una hectárea de chinampa productiva puede producir cinco toneladas de alimento por año, además de capturar 113 toneladas de CO2 en el mismo periodo.
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