Los países de América Latina tienen su propia dinámica y responden a los momentos que viven particularmente. Son los señalados casos de Bolivia, Venezuela y Brasil, los ha hecho abordar su presente desde ángulos diversos.
Esos diversos estados de ánimo político se han visto estimulados, de manera diversa, por la celebración en Trinidad y Tobago, de la reunión de la llamada Cumbre de las Américas que se llevó a cabo con la presencia de los presidentes de la República y Jefes de Estado de todo el Continente. En primer lugar debe señalarse que en la mayoría de los asistentes prevaleció como objetivo prioritario ventilar el embargo de Estados Unidos contra Cuba que ya cumple 50 años. Es claro que no se discutió siquiera la injusticia histórica de la medida pero sí se logró elevar el tema al nivel que le corresponde en el plano internacional.
Si a esto se agrega la cancelación de las limitaciones para los norteamericanos de viajar libremente a Cuba se tendrá que admitir que hay señales, aunque débiles, de que puede avanzarse en la terminación del bloqueo.
Sin embargo de todo, le asiste plena razón a Fidel Castro cuando sostuvo en su texto Reflexiones que se publica en el diario cubano Granma (21 de abril) que no se explica la euforia de algunos países latinoamericanos a propósito de la llamada Cumbre de las Américas cuando en realidad dicha reunión no sirvió para nada salvo el lucimiento de la OEA que siempre ha sido enemiga de estos países y en particular de Cuba y dejó claro que el eventual regreso de la Isla a ese organismo está muy lejos por voluntad de los propios cubanos.
No obstante, no debe dejarse de lado el clima positivo creado por las buenas gestiones de los presidentes de Venezuela, Brasil, Bolivia y Chile a favor de Cuba y en general de una OEA más equilibrada y menos al servicio de Estados Unidos.
Pese a tal Cumbre, Bolivia puede seguir su lucha por la democracia en su país. Evo Morales acaba de obtener el triunfo al lograr la aprobación de la Ley Electoral Transitoria que despeja el camino para la plena aplicación de la nueva Constitución Política aprobada en enero.
Venezuela y Brasil han de continuar su labor política de acercamiento con otros países sudamericanos que consoliden programas como el Mercosur y el manejo de los hidrocarburos.
¿México? Aislado en la Cumbre. Solamente al final de la reunión compartió con países como Panamá, Canadá y Trinidad una declaración que fue de las que provocaron la risa de Castro: dijeron «La más extraordinaria Cumbre que tuvo lugar nunca».
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