Rafael Cienfuegos Calderón
El segundo gran fracaso del gobierno de la Cuarta Transformación que lidera el presidente del “pueblo”, la prestación de servicios de salud de calidad –el primero es la imparable violencia criminal y la inseguridad- está vigente y seguirá el año y días que quedan del sexenio.
A pesar de que ese fracaso está evidenciado por la fallida estrategia contra la pandemia que acumula en México siete millones 669 mil 841 muertes (13 de septiembre), el fiasco del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), los 51 millones de personas que carecen de atención medica pública y la falta y escasez de medicamentos, ahora en la tercera campaña de vacunación anticovid se agrava porque se aplicarán la Abdala y la Sputnik que desde hace tres años no tienen aval de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Jorge Alcocer –secretario de Salud- y Hugo López-Gatell, -subsecretario, médico, científico y ex responsable de la campaña sanitaria contra el SARS-Cov 2 -virus que provoca la enfermedad del coronavirus- parece que no aprendieron nada de la mortal pandemia y sin considerar los riesgos que puedan implicar para la salud van a inyectar las vacunas de origen cubano y ruso: cinco millones 386 mil 200 dosis de la primera y cuatro millones de la segunda.
En la campaña de vacunación que iniciará en octubre para una tercera inmunización a personas de 60 años y más, mujeres embarazadas y personas con comorbilidades de hasta 59 años, se planea atender a 25 millones.
En la conferencia mañanera del presidente que padeció dos contagios de covid, el secretario de Salud informó que el gobierno adquirirá 10 millones 212 mil 693 vacunas que se sumarán a la Abdala que almacena Birmex (Laboratorios de Biológicos y Reactivos de México), y a la Sputnik que en octubre-noviembre llegará, que tenían en reserva y “que nos las van a dar”.
¿Por qué la terquedad de aplicar vacunas que “no sirven”?
¿Para no gastar en la salud del “pueblo”, cuando el costo del Tren Maya se ha triplicado?
Si lo que se pretende es reforzar las dos primeras vacunas aplicadas, la Abdala y la Sputnik no surtirían efecto dado que fueron desarrolladas para la primera cepa del SARS-Cov 2 y hoy los científicos del mundo hablan de más de 10 transmutaciones.
El padre de la transformación -que se resistió a declarar emergencia sanitaria por el virus a principios de 2020, que desdeñó el cubrebocas, que aconsejó salir de casa, besarse y abrazarse, que respaldó que no habría más de 60 mil muertes por grave que fuera la situación, que calificó la campaña de México como la mejor del mundo, que más de una vez dio por vencida la pandemia y que afirmó que nos fue mejor que otros países que tuvieron muchos más fallecidos- anunció que las vacunas estarían a la venta en todas las farmacias pero… cambió y optó por centralizarlas lo mismo que la aplicación.
Declaró que no es necesario autorizar su venta en el mercado porque el gobierno continuará vacunando de manera gratuita y el secretario Alcocer, informó que se inyectará a la población las vacunas cubana y rusa y que también quizá pueda emplearse la -inexistente- vacuna mexicana Patria -que la directora del Consejo Nacional de Humanidades, Ciencia y Tecnología (Conahcyt), María Elena Álvarez-Buylla ofreció tener lista en diciembre de 2021-.
Los laboratorios Pfizer y Moderna cuentan ya con vacunas certificadas para las nuevas variantes y aunque Alcocer dijo que “si es posible” que el gobierno compre otras vacunas que probaron su eficacia, como Pfizer, Carlos Marín (Milenio, 14-09-2023) afirma que miente.
Su argumento: que Pfizer ha presentado en varias ocasiones sus estudios para que la Comisión Federal para la Protección Contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) del gobierno de México los apruebe, pero han sido rechazados.
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