Corrupción y opacidad en tiempos de la 4T
Rafael Cienfuegos Calderón
La bandera política que le permitió ganar la elección del 2018 al hoy presidente de la República y que enarboló durante 18 años como líder opositor fue la del combate y erradicación de la corrupción que prometió estaría acompañada de un manejo transparente del gobierno.
Ya en el ejercicio del poder, dio por concluida la corrupción con una simple declaración expresada desde el templete de la mañanera y decidió ocultar la información de las obras emblemáticas argumentando que por seguridad nacional no se haría pública.
Empero, en los hechos, la corrupción actualmente persiste para desfortuna del presidente transformador que de una u otra manera busca cubrirla con declaraciones o descalificando las denuncias con la afirmación de que son de los conservadores que lo quieren perjudicar y dañar al gobierno.
El 11 de marzo de 2021 aseguró que en México “ya no hay corrupción”, aunque “les dé coraje a los conservas”. “Se lleva bastante avance, no hay corrupción, porque el presidente no es corrupto y no tolera la corrupción”. Se está limpiando de arriba para abajo, eso es lo fundamental.
Más recientemente, el 27 de septiembre del presente año, el presidente comprometido con cumplirle al “pueblo” afirmó que en el México prehispánico no había corrupción, pues ese fenómeno llegó con la codicia de los invasores europeos. Y México –hizo hincapié- ha resistido la corrupción porque en sus raíces profundas “existen antecedentes de honestidad” que se han mantenido entre el “pueblo” con el paso del tiempo y se heredaron de generación en generación; y a pesar de que esta mancha negra ha querido extenderse, no ha podido.
Como parte de su lucha para erradicar la corrupción, llamó a los jóvenes a no permitirla, a señalar y estigmatizar a todo aquel que está vinculado con ella, “que les de vergüenza, pena, que no se les aplauda”.
Pero la realidad ha exhibido casos de corrupción que el presidente del cambio ha ignorado o intentado justificar por tratarse de familiares -dos hermanos, su hijo mayor y una prima- amigos, funcionarios y militantes de su movimiento-partido Morena.
En cuanto a la transparencia en el manejo del gasto de inversión de la obra pública del gobierno federal, el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP) señala que es altamente deficiente.
Únicamente a dos de siete obras prioritarias desarrolladas en los últimos cinco años se les puede dar seguimiento en cuanto al dinero gastado ya que las otras o no tienen una clave de cartera asignada por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) o sí la tienen asignada, pero está cerrada.
El Tren Interurbano México-Toluca es totalmente transparente, lo mismo que la Ampliación del Tren Suburbano Lechería-AIFA -ambos con clave de cartera abierta-. Empero hay opacidad en el Corredor del Istmo de Tehuantepec, el Tren Maya, el Espacio Cultural Chapultepec y la Refinería Dos Bocas por ser parcialmente transparentes y no tener clave de cartera abierta, y en el caso del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) la clave de cartera está cerrada.
La inversión considerada en el Presupuesto de Egresos de la Federación 2024 da como resultado que durante los seis años de la actual administración se habrán destinado a las obras prioritarias 1 billón 506 mil 415 millones de pesos; 55.9% a la Refinería Dos Bocas y 34.1% al Tren Maya, equivalente a 514 mil 217 millones.
A ninguna se le puede dar seguimiento presupuestario porque carecen de transparencia. La información la mantiene oculta el gobierno de la 4T y no es pública.
Comentarios Cerrados