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La inteligencia artificial ha conseguido atraer la atención mundial en muy poco tiempo. Aplicaciones como ChatGPT son ahora más populares que nunca en los teléfonos inteligentes y cada vez son más las industrias que utilizan la IA para sus propios fines. Basándose en la nueva tecnología, también aumenta el número de start-ups que publican desarrollos innovadores.
Un ejemplo es la empresa danesa Mindway AI, que está cambiando el panorama del juego en torno a proveedores de renombre como bet casino y garantizando una mayor seguridad. Un concepto de protección para prevenir la adicción al juego es el resultado de años de investigación y trabajo con IA. ¿Es posible un concepto de protección semejante también para el medio ambiente? ¿Qué papel desempeña la IA, con su enorme consumo de energía, en términos de mayor sostenibilidad?
La agricultura inteligente crea más conocimientos y oportunidades
La agricultura tiene una importancia existencial para la nutrición mundial. Su mayor enemigo es el cambio climático, que no siempre puede predecirse. Los fenómenos meteorológicos extremos repentinos, las fluctuaciones de temperatura y las consiguientes plagas pueden arruinar las cosechas. Además, sólo la agricultura produce alrededor del 18% de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Los sistemas de IA son capaces de analizar datos y extraer conclusiones. Estos datos proceden de sensores que pueden medir la humedad, la temperatura y la humedad del suelo en los campos. Un algoritmo programado es capaz de proporcionar información sobre la cantidad de fertilizante y agua necesaria, así como sobre la salud de las plantas. De este modo, por un lado, se evita el despilfarro de agua y la fertilización excesiva y, por otro, se detectan a tiempo las condiciones problemáticas del suelo.
La vigilancia aumenta el conocimiento del medio ambiente
Para comprender el impacto en el medio ambiente, es importante hacer «tangibles» los datos y los hechos. Aquí es donde la inteligencia artificial puede aportar una valiosa contribución. Cuando se trata de observar el medio ambiente, casi ningún sistema ha sido capaz de hacerlo con tanta eficacia. He aquí algunos ejemplos de datos que pueden hacerse más visibles utilizando la IA:
- Deshielo en la zona de los casquetes polares
- Aumento del nivel del mar
- Aumento de la temperatura
En el pasado, las personas podían detectar estos cambios principalmente a posteriori. Hoy, sin embargo, la IA permite realizar análisis en tiempo real. Sin embargo, no hace falta mirar al espacio para darse cuenta de su utilidad. Incluso a nivel local, la IA puede aportar una valiosa contribución a la interacción con el medio ambiente.
Ya sea midiendo la humedad del suelo (véase la agricultura), determinando los datos energéticos o controlando de forma inteligente el alumbrado público, los sensores y la inteligencia artificial pueden proporcionar una comprensión mucho mejor de los recursos utilizados y del ahorro potencial. Por ejemplo, los sistemas de iluminación inteligentes ayudan a reducir el consumo de energía.
Este tipo de cambio puede aplicarse a casi cualquier industria. Pensemos en la gestión de residuos en municipios grandes y pequeños. Los robots ya pueden utilizar sensores para separar los plásticos y sustituir así al personal humano. Utilizando sensores de nivel de llenado, también es posible controlar todos los contenedores de residuos de una ciudad desde una ubicación externa. Así se reducen los viajes en vacío de las empresas de gestión de residuos y se ahorra CO₂.
Los sistemas de alerta inteligentes pueden fomentar la protección del medio ambiente
El popular chatbot ChatGPT responde preguntas, calcula números e incluso puede programar. Lo que ya parece innovación es sólo la punta del iceberg. Los sistemas de IA son capaces de analizar relaciones muy complejas y reconocer patrones en ellas. Al poder modelizar las consecuencias, los sistemas de alerta y seguridad adaptables y flexibles son importantes para la protección del medio ambiente. Hay potencial a varios niveles.
Por lo que respecta a la industria, es posible utilizar detectores asistidos por IA para mejorar el cumplimiento de los valores límite y centrarse en las directrices de sostenibilidad. En caso de cambios planificados (por ejemplo, el desarrollo de nuevos productos o el uso de nuevos materiales), la IA ayuda a actuar con previsión y determinar el posible impacto ambiental. Esto, a su vez, evita desarrollos no deseados que van en contra de los requisitos de sostenibilidad.
Ya existen modelos establecidos que utilizan estadísticas para calcular el impacto potencial de determinados cambios. Sin embargo, como la IA calcula los datos disponibles con mayor rapidez y precisión, los resultados pueden garantizarse sin gran esfuerzo.
De hecho, estos enfoques pueden incluso extenderse al sector privado. La competencia más importante de la IA reside en su capacidad para analizar y procesar datos en tiempo real. Por lo tanto, la inteligencia artificial es capaz de proporcionar retroalimentación directa. Las indicaciones de posibles efectos de rebote, pero también de una elevada huella de carbono, ayudan a las personas a comprender su impacto en el medio ambiente. Si ahora se crean incentivos (por ejemplo, un sistema de recompensas apoyado por el gobierno), el interés por la protección del medio ambiente podría aumentar aún más.
Una mayor precisión gracias a la IA permite una planificación más exacta
El objetivo global es atajar los problemas del calentamiento global y crear buenas condiciones de vida para cada individuo. Sin embargo, a diferencia de hace 100 años, ahora el objetivo no es lastrar el medio ambiente, el clima y las generaciones futuras en favor de la humanidad.
La economía verde es ya una palabra de moda que se extiende por todo el mundo. Aunque los gobiernos nacionales tienen objetivos más o menos ambiciosos, su aplicación suele ser vaga e imprecisa. Esto no es sorprendente, ya que incluso los modelos climáticos actuales sólo muestran efectos «estimados» del comercio para el futuro.
Como la IA no sólo puede analizar, sino también evaluar, los sistemas son capaces de hacer previsiones precisas. Dependiendo de la programación, es posible incluso llegar a soluciones directas. El seguimiento y posterior desarrollo de las ciudades inteligentes, la economía de plataformas, la Industria 4.0, las redes energéticas descentralizadas e incluso las redes sociales demuestran que tales sistemas son posibles.
En este sentido, resulta incluso sorprendente que los registros meteorológicos, los modelos climáticos y las observaciones del planeta doméstico se consideren casi de forma casual, pero no se utilicen para desarrollar previsiones claras. Aquí hay mucho potencial oculto que el ser humano debe aprovechar para asegurar su futuro. Aunque la respuesta de la IA a algunas preguntas sea negativa, porque ahora son las doce menos cinco en el reloj climático.
Conclusión: la IA puede descubrir verdades y reforzar la conciencia medioambiental
En la década de 1950, nadie pensaba en el tipo de tierra que encontrarían las próximas generaciones. El plástico, los combustibles fósiles, las emisiones de CO₂… entonces sólo interesaban a grupos marginales. Hoy las cosas son distintas. La gente de todo el mundo se ha abierto al tema de la protección del medio ambiente.
Todo el mundo puede contribuir en su vida cotidiana, pero el mayor impulso debe darse a nivel político. Y aquí es donde la IA puede desempeñar un papel clave. Los sistemas inteligentes no adornan la verdad y muestran claramente dónde es necesario actuar. Esto refuerza la conciencia humana sobre la naturaleza y, por tanto, la voluntad de hacer algo.
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