Marcelo Ebrard y Andrés Manuel López Obrador convocan a la ciudadanía a responder una encuesta, llamada abierta, y que digan quién les gusta más. ¿Ebrard o AMLO? Es cosa de ellos dos. La encuesta la paga el PRD. El partido no asume como obligación postular al que salga con más votos de gusto. No se vota un proyecto, ni un programa, ni conciencia ideológica. Todo indica que será jugar con la democracia para mantener la atención en lo que llaman izquierdas.
El Partido del Trabajo, con Alberto Anaya, lleva años pregonando que su candidato es, y será, Andrés Manuel. El PT ha estado a un paso de desaparecer por falta de votos ciudadanos. No le interesa la encuesta y tampoco le interesa Ebrard. Lo que queda de Convergencia, con Dante Delgado, acomodaticio juega doble al que le dé más. Les llaman partidos de izquierda. Partidos de la sumisión al autoritarismo. No son la democracia.
¿Y el PRD? Resulta que paga la encuesta; pero no la dirige. No hay convocatoria, no hay bases. Ebrard contrató la empresa encuestadora, Dodos, de Luis Woldenberg, hermano de José Woldenberg que fue presidente consejero del IFE; Andrés Manuel contrató a la empresa de Cristina Covarrubias, que ha trabajado para él desde años atrás. Y una empresa extra como supervisora. El calendario electoral no contempla el registro de candidato presidencial. Falta la campaña, dinero, spots de radio y televisión. Si sólo existe un aspirante, pierde prebendas de campaña. Verdad que huele a jugada, pero no a democracia. En una semana se conocerá.
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