Algo tétrico viene a nuestras mentes con la palabra “necrópolis”, y en realidad, no estamos muy distantes, pues esta palabra de origen griego significa Ciudad de los Muertos. Nombre que se utiliza para algunos cementerios actuales, pero principalmente para amplias zonas de enterramientos en las antiguas civilizaciones.
Siendo, entonces, lugares sumamente sagrados, respetados y, por ende, cuidadosamente creados, llenas de majestuosas esculturas o enterrados con lujosos ornamentos, dependiendo de la civilización y zona de la que hablemos.
Dentro de las que más destacan son las que se encuentran en Egipto: conjunto Menfis (Giza, Abusir, Dahshur, Saqqara), Cairo y el Valle de los Reyes. Todas estas maravillas fueron construidas con mucho cuidado y a través de tantos esfuerzos y costos por la preocupación que los egipcios tenían a la vida después de la muerte, queriendo asegurar un buen camino para el “ka” (fuerza de vida con necesidades carnales) y el “ba” (personalidad) de sus faraones, asegurándoles la vida eterna.
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