Se ha soltado la lengua el rector de la UNAM, José Narro Robles. Habla de refundar la República; pide enfrentar la crisis económica sin acudir a las formas de siempre. La Universidad es la fuente del saber y del entender; el rector se esmera en obtener reconocimientos internacionales a la academia universitaria; ahora es crítico del sistema político mexicano. Pero ni él, como rector, ni la UNAM como centro del conocimiento, presentan propuestas concretas, viables, que resuelvan los problemas económicos del país y de mejor calidad de vida a los mexicanos.
Más interesado en lo político, con actos, como la recepción, homenaje, y para algunos protección, a grupos radicales como los que encabeza Lucía Moret, a la que se le acusa de pertenecer a grupos terroristas como las FARC de Colombia. Narro pretende seguir los pasos de su antecesor, Juan Ramón de la Fuente, que terminó cargado a la izquierda, esperando que los grupos políticos de esa línea se les ocurra postularlo como candidato presidencial. El reclamo concreto al rector es para que presente a nombre de la UNAM un programa de soluciones a la grave crisis que vive el país.
Por cierto, al Presidente Felipe Calderón, no le gustan las críticas y arremetió contra quienes las practican y hacen una mala imagen de México en el extranjero; también acusó “al pasado” de la corrupción de funcionarios con comisiones a las que denominó “diezmo”. Es como el proverbio, escupir al cielo; cuando el PAN era oposición y no tenía el gobierno, cabildeaba y difundía en Estados Unidos y en Europa una mala imagen de los gobiernos de esa época. Y respecto a las prebendas que sacan los funcionarios, él habló del pasado; pero en el presente sigue. Y es con los panistas y es con los perredistas, basta un botón, como el tráfico de dinero en boletos de avión en la Cámara de Diputados que denunció el panista Gerardo Priego, y, devolvió más de un millón de pesos que no usó; los mismos panistas le reclamaron que hiciera público el asunto. La corrupción no tiene ideología.
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