Juventud divino tesoro. Frase popular. Resulta que ni son tan divinos. Ni tesoro. Son rebelión. Es el despertar a adolecente. Son inconformidad contra todo. Con ideal de un mundo distinto. No les gusta ni el de sus padres. El ideal es como una tenue luz –parafraseando El Hombre Mediocre, de Ingenieros- que no se debe apagar y no ser una bazofia humana. Esa semilla está en la juventud. Hoy. En México. En política electora. Despertó una juventud y se expresó. Difirió de un candidato presidencial, Enrique Peña Nieto. Se creó un grupo que se le identifica como soy 132.
Y son antipeñistas. Y marchan contra él. Dicen ser apartidistas. No critican a Andrés Manuel López Obrador, ni a Josefina Vázquez. Tampoco a Gabriel Quadri. Portan como emblemas de protestas máscaras de Carlos Salinas. Pancartas contra Televisa. Son mecanismos de una izquierda satanisante. Crecieron y se movilizan. Bajo la identidad de Soy 132 persiguen a Peña Nieto en varias entidades del país. Crece su actitud hostigante. Hasta Teapa, Puebla. Ahí se lanzaron en ataque físico, contra las camionetas de la comitiva. Atacaron en la que viajaba el candidato a la Presidencia de México.
Los jóvenes ya tienen incrustada gente de mayor edad. De diferir a un proyecto de un candidato, pasaron a ser adversarios de agresión. Del grupo que saltó en la Ibero, creció y se fragmentó. Con la organización México, Difiere del sectarismo antipeña. El candidato padece la persecución. Están bien informados. Peña Nieto también enarbola un ideal. Es joven de 45 años que busca y propone cambiar a México. Su ideal es no responder con violencia a la violencia. Mantener la tolerancia. Es un pacifista. Los otros que dicen ser del 132, ahora son violentos. ¿Qué ideal de México tienen? ¿O ya fueron suplantados?
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