Mientras que los negociadores de 193 países ataron de manos al Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) para sacarlo de todo lo que tiene que ver con el gran proyecto de hacer sustentable a la Tierra en los siguientes 20 años, algunos jefes de Estado de naciones ricas politizaron el rescate de la biocapacidad del Planeta para regenerarse –reponer lo que le quitan en un año–, durante la celebración de la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sustentable 2012, lo que, definitivamente, dejó mucho qué desear, sobre todo si se toma en cuenta que G-20 fue para definir: «El futuro que queremos».
El trabajo de los negociadores parecía condenado al fracaso por el enfrentamiento entre los representantes de los países ricos y pobres, debido a que se acusó a las naciones del primer mundo de adueñarse de los recursos naturales de la Tierra, por lo que se opusieron a la economía verde.
Otro tema que causó gran revuelo entre los negociadores de los jefes de Estado fue el referente al financiamiento de las acciones de desarrollo sustentable. Aquí el G-77, integrado por las naciones en desarrollo, sugirió un Fondo Verde con 30 mil millones de dólares anuales que no se sabe de dónde saldrán en momentos cuando los países avanzados como los europeos y Estados Unidos se encuentran en plena crisis financiera.
Greenpeace Internacional recomendó gravar con una mínima cantidad del 0.07 todas las actividades financieras del mundo, lo que permitiría recaudar 400 mil millones de dólares que se encausarían a la gestión sustentable de la Tierra y sufragar los gastos de mitigación y adaptación al Cambio Climático.
Respecto a la reforma del Pnuma para convertirlo en el órgano rector del desarrollo sustentable también causó controversia, toda vez que se tuvo una oposición férrea a que se le otorgaran mayores atribuciones.
Las organizaciones civiles que acompañaron a los negociadores destacaron que la sustentabilidad del Planeta se verá diluido para complacer a todos los países ricos y en desarrollo participantes, en vez de imponerse objetivos ambiciosos.
Denunciaron que son los propios gobiernos nacionales los que minaron la visión de desarrollo sustentable establecida en la Cumbre Mundial de la Tierra de 1992. Hoy está totalmente perdida esa visión, señalaron.
Las ONG también demandaron a gobernantes no escudarse en los problemas económicos actuales para ignorar la crisis social y ambiental que afectan gravemente a la Tierra.
Por qué necesitábamos a G20
* Para dejar a las futuras generaciones un mundo en el que puedan vivir, solucionar problemas de la pobreza generalizada y destrucción del Medio Ambiente.
* La gravedad del asunto es que actualmente hay 7 mil millones de habitantes en el mundo y para 2050, serán 9 mil millones.
* Una de cada cinco personas, es decir, mil 400 millones, actualmente vive con 1.25 dólares diarios o menos. Mil 500 millones no tienen acceso a la electricidad.
* 2 mil 5 mil millones carecen de retrete.
* Casi mil millones pasan hambre todos los días.
* Las emisiones de gases de efecto invernadero siguen aumentando y más de la tercera parte de todas las especies conocidas podrían extinguirse si no se le pone freno al Cambio Climático.
Mayor pobreza por desastres naturales
Los Cabos, BCS., Líderes de las economías más grandes del mundo, reunidos, aquí, en la cumbre del Grupo de los Veinte, destacaron la importancia de la gestión del riesgo de desastres como componente de la política de desarrollo y enfatizaron su preocupación ante el extraordinario incremento de las pérdidas provocadas por desastres naturales en los países desarrollados y en desarrollo.
En 2011, se registraron en el mundo pérdidas sin precedentes ocasionadas por desastres naturales, cuyo monto estimado puede haber llegado a los 380 mil millones de dólares.
Hechos recientes han demostrado que ningún país —rico o pobre— está a salvo de agobiantes peligros naturales. La necesidad de hacer frente a esas pérdidas crecientes obliga a los líderes a diseñar enfoques más activos en materia de gestión de riesgos y a adoptar decisiones más fundadas para evitar el surgimiento de nuevos riesgos.
En reunión conexa con la Cumbre del G-20, México y el Banco Mundial dieron a conocer un informe conjunto, titulado “Mejorar la evaluación de los riesgos de desastres para robustecer la capacidad de adaptación financiera”. Es un compendio de medidas adoptadas en países del G-20 y en otras naciones para proteger a su población y a sus activos frente a pérdidas causadas por fenómenos naturales desfavorables.
En él se explica también la manera en que el G-20, el Banco Mundial y otros asociados internacionales pueden cumplir un papel más destacado colaborando con autoridades nacionales y locales en relación con los desafíos que se exponen en dicho documento.
“Cuando sobrevienen desastres naturales percibimos la tragedia del sufrimiento humano, pero los efectos menos visibles pueden ser igualmente devastadores para las personas”, señaló Robert B. Zoellick, presidente del Grupo del Banco Mundial.
“Los impactos económicos de los desastres pueden volver a sumir en la pobreza a las personas y comprometer programas para los pobres, al obligar a los gobiernos a distraer recursos financieros. Todos debemos aprender de las experiencias de otros países y a la vez promover intercambios de conocimientos que contribuyan a crear capacidad de adaptación en todos los sectores de una economía”, agregó.
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