Los organismos mundiales, representativos del capitalismo, dieron la noticia que en el Planeta hay mil millones de personas pobres y con hambre. Como dicen las abuelas: “ni la burla perdonan”. Organismos como el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional y similares son el símbolo del capitalismo y del llamado neoliberalismo. Y son ellos los que informan del crecimiento de la pobreza. Es el fracaso del modelo neoliberal.
En México se enarboló ese neocapitalismo, pregonado por los Reagan, Thatcher, Wotyla, Sorós, líderes que se agruparon y exhibieron a las dictaduras socialistas, como opresoras y sanguinarias; hasta el derrumbe de gobiernos socialistas. Y predicaron el neoliberalismo como la opción, por garantizar la libertad. En México, con Miguel de la Madrid se tomó ese modelo, lo siguió Carlos Salinas, con aciertos como el Tratado de Libre Comercio, pero el embate del capitalismo arrolló; Ernesto Zedillo lo hizo a ultranza. Y vino el foxiato, el de Vicente Fox y todo lo desmanteló. Ni capitalismo productivo ni sistema social; la pobreza se expandió.
En la ciudad de México se estableció un gobierno de izquierda, así definido con Cuauhtémoc Cárdenas y el partido central el PRD. Siguió con Andrés Manuel López Obrador. Por la voluntad del voto ciudadano continuó con Marcelo Ebrard. Una opción distinta al neoliberalismo. Pero la pobreza también existe en la capital del país; es incuantificable. Un ejemplo se dio en la tragedia de la delegación Magdalena Contreras. Como consecuencia de las largas y fuertes lluvias una loma de la zona se desplomó y un árbol gigante arrolló un hogar paupérrimo, construido a base de palos y láminas. Dos niñas y un adulto perecieron: Brenda González Dondiego, Yolismar Michelle Dondiego y el abuelo Francisco Dondiego. Vivían en una zona de alto riesgo, obligados por la pobreza.
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