Respecto a la zona arqueológica de Alta Vista en Zacatecas, Baudelia García Uranga y (José) Humberto Medina González asientan en la página 264 de “Diálogos con el Pasado (Recuento) “, editado por el Instituto de Antropología e Historia, en el año del 2012: “… Desde este centro ceremonial partía una red de calzadas que lo vinculaba con asentamientos secundarios, minas, sitios de observación astronómica y otros sitios con implicaciones rituales. A la llegada de los españoles, la región se encontraba cubierta con pinos y encinos, los cuales fueron talados durante las explotaciones mineras que dieron origen a la actual población de Chalchihuites, anterior Real de Minas.”
En tanto que, para las ruinas de La Quemada en el mismo Estado de Zacatecas —autoría de José Humberto Medina González—, los editores, en la presentación del apartado (página 276 del mismo volumen) testifican: “… Los estudios realizados por el arqueólogo Humberto Medina, a partir de los documentos históricos y las investigaciones arqueológicas y paleoambientales efectuadas por el Proyecto Arqueológico del Valle de Malpaso de la Universidad Estatal de Arizona, EU, confirmaron que esta región, a la llegada de los españoles, se encontraba cubierta por bosques de pinos y encinos, los cuales fueron talados para abastecer con maderas a las haciendas de beneficio y explotaciones mineras que se desarrollaron en estos territorios de la Nueva Galicia.”
Alta Vista (Zacatecas) mantuvo estrechos lazos comerciales con Teotihuacan —“El lugar en donde los hombres se convierten en dioses”— nombre impuesto al lugar por los aztecas (lo mismo que los denominativos de “Pirámide del sol”, “Pirámide de la luna” y “Miccaotli” —Calle de los Muertos—, Rubén Cabrera Castro, página 117 de la obra citada), Emily McClung de Tapia concluye su aportación en el ejemplar número 64 dedicado a Teotihuacan/Ciudad de misterios de Arqueología Mexicana (noviembre-diciembre del 2003, página 41: «Quedan muchas interrogante sobre las transformaciones del paisaje en la región de Teotihuacan en relación con los procesos históricos de los cuales fue testigo. Son muchas las huellas del impacto humano pero nuestras investigaciones y otros estudios sugieren que son producto de tiempos más recientes, ajenos a la época teotihuacana. Como ejemplos se pueden mencionar el abandono de los sistemas agrícolas indígenas a consecuencia de la reducción demográfica durante el inicio de La Colonia y la explotación intensiva de los bosques circunvecinos, lo cual fomentó los procesos erosivos masivos en el valle».
El deterioro continúa. La introducción irreflexiva del ganado distorsiona el equilibrio natural y, a conveniencia, sólo encuentra culpa en los modificados y sacrificables integrantes del hato.
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