Recorríamos lentamente senderos desconocidos para en ellos renovar las miles de hogueras en el cielo desde donde otros dos pares de ojos observaban nuestra fogata confundida entre los incontables resplandores.
¿A cuántas de ellas bautizamos con nuestros nombres? Y perdimos la cuenta de una a una en el abigarramiento de enjambres al imponerles una historia y cansar la vista hasta dormir.
Alguna vez al reencontrar alguna luminaria extraviada entre sueños perdidos —en otras noches y de una edad casi olvidada—, un temblor interior humilló la vista para así ahogar un alias refundido en el recuerdo.
¿Cuántas de ellas asimos con el puño alzado para decir “ésta es tuya”, “ésa eres tú”; “aquella protegerá tus ensueños”, “la de más allá velará tus noches”?
¿A cuántas de ellas falsificamos con otro nombre?
—oo—
A ella le dijo que pronto estaría de vuelta. Que antes de que el girasol regresara a su actual inclinación ésto sería pasado y parte de la historia personal. Ella le dejó el aroma de su vida y el vacío en otro nombre.
—ooo—
Las palomitas de sanjuán y los pájaros en vuelo raso preludian el cambio atmosférico. En la farola antigua parpadea la luminaria encerrada y en la calle empedrada el aire valsa desde las nubes negras e hinchadas hasta el cauce reseco de tu río. Tu nombre suena a lluvia y a croar de ranas y, en el cerro verde-azul-morado desaparece la marca de dos nombres en la penca abatida del maguey.
Llueve hasta estropear, desencuadernar y pudrir en la alcantarilla el libro en el que alguien imprimiera aquella, nuestra “Canción de la lluvia”:
Acaso está lloviendo también en tu ventana;
acaso esté lloviendo calladamente, así.
Y mientras anochece de pronto la mañana,
yo sé que, aunque no quieras, vas a pensar en mí.
Y tendrá un sobresalto tu corazón tranquilo,
sintiendo que despierta tu ternura de ayer.
Y, si estabas cosiendo, se hará un nudo en el hilo,
y aún lloverá en tus ojos, al dejar de llover.
José Ángel Buesa
(Cienfuegos, Cuba 1910-Santo Domingo, República Dominicana, 1982).
No obstante, el tiempo de lluvia siempre será un buen tiempo.
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