¿Cómo será la vida de un pato? No creo que consista sólo en nadar, extender las alas, sacudirse en tierra, volar una que otra vez y esperar a que algún humano llegue a tirarle pan o tortilla dura. Es por eso que me di a la tarea de entrevistar a uno de ellos y aquí, les muestro un fragmento de lo que conversamos.
-Buenas tardes, Sr. David, tengo entendido que usted es un pato salvaje ¿Es correcto?
-Cuack, buenas tardes, así es, lo soy.
-¿Dónde vive? ¿Cuánto tiempo lleva ahí?
-Vivo en el lago del Parque México, en Hipódromo Condesa, ya llevo casi 3 años.
-Disculpe la indiscreción, pero ¿Por qué está tan sucio?
-Lo que pasa es que allá en el lago, el agua ya se está acabando, según los más veteranos, antes estaba lleno de agua limpia, luego los humanos empezaron a olvidar lavarla y los drenajes se rompieron y comenzó a vaciarse, la fuente dejó de servir y así.
-Bien, pero ¿Qué tiene que ver eso con la mugre de sus alas?
-Vuelvo al planteamiento de que los humanos se han olvidado de nosotros, así como no recordaron llenar el lago, tampoco lo hicieron con el hecho de limpiarlo. Todo el piso está lleno de hongo, bueno, el agua que queda también, esa cosa verde hace que nos resbalemos a cada rato.
-Comprendo, debe ser difícil vivir en esas condiciones, y lo observo muy delgado ¿Su subespecie es de esa complexión?
-Sí, estoy algo flaco, pero no, todos somos algo llenitos.
-Y entonces ¿Qué ha pasado?
-Pues esos canijos cuidadores, se hacen los que no saben y nos vienen a dar comida cada 2 o 3 semanas. Nos medio mantenemos con el pan que nos tiran algunos visitantes.
-Oiga ¿qué hace aquí entonces?
-Pues, ya ve, el sueño de todos de vivir en la capital para mandarle más comida a nuestros chamacos no es como parece, un “coyote” me cobró $5000 patólares por guiarme hasta acá, luego se fue y ahora quiero regresar.
-¿Y por qué no lo hace?
-Tuve una caída hace poco, me resbalé y choqué contra Juan, otro pato del lago, nos atoramos y nos fuimos deslizando hasta la pared donde nos pegamos y una piedra suelta nos cayó, ahora mi ala está herida.
-Una lástima que haya pasado eso, pero ya verá, apoyaré sus demandas con los humanos que tienen poder para cambiar la situación de vida suya y de sus compañeros.
-Le agradeceré infinitamente que haga eso, ya no soporto vivir así.
-Cuente conmigo, hasta luego.
-¡Cuack!
Entre otras peticiones que nos extendió el Sr. David, está el que reparen la malla que tiene el lago, dice que está tirada en el piso y se acumula basura en ella. Y pues, tal vez él no tenga los medios para que sepamos lo que piensa y éste sea el texto más irreal que haya yo escrito, pero ¿qué más hace falta para que atiendan a estos que también son ciudadanos? Como tales, tienen derechos. Por eso exhorto a las autoridades correspondientes a Áreas Verdes de la delegación Cuauhtémoc a que atiendan a estos patos. Sus condiciones de vida son decadentes. Háganlo por ellos y por los turistas que los ven a diario. ¿O les gustaría estar en su lugar?
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