La bióloga mexicana Dení Ramírez confirmó que existe conectividad entre los tiburones ballena hembras del Golfo de California y los que se encuentran en el Archipiélago de Revillagigedo en el estado de Colima, estos datos representan una novedad científica, pues revelan datos sobre las rutas migratorias que siguen los tiburones ballena en aguas mexicanas.
El tiburón ballena es el pez más grande del mundo, pero constituye un misterio para el hombre, ya que es una especie que puede alcanzar hasta los 20 metros de longitud, es solitaria y altamente migratoria, pero se desconocen muchos aspectos de su vida, incluidos los relativos a su reproducción y migraciones.
Por ello, la investigadora mexicana ha dedicado más de una década a estudiarlos en México y sus investigaciones habían probado que la especie encuentra en nuestro país un lugar de refugio para la crianza, un fenómeno que solo se puede apreciar en pocas zonas del mundo.
Recordó que “hace 6 meses unos buzos le quitaron una red a una hembra en Revillagigedo, el biólogo Erick Higuera le tomó una foto para identificarla y me la envió para mis estudios. El jueves 23 de mayo vimos tres hembras y una de ellas tenía cicatrices alrededor de las branquias, ocasionadas por cortadas de un cabo de red de pesca. Uno de mis compañeros comentó que podría ser la de Revillagigedo. Fui a la computadora, bajé la foto, la comparé y comprobé que es la misma.
La llamamos Libertad puesto que fue liberada del cabo de pesca ¡qué gratitud saber que está bien y que 6 meses después se ve sana y está embarazada!”, explicó.
QUIEN ES EL TIBURON BALLENA
El tiburón ballena es una de las especies marinas que más retos científicos plantea al hombre. Los primeros registros documentados de su existencia datan del primer tercio del siglo XIX y todas las descripciones destacaban su dimensión. Aquéllos que atestiguaban su monumental presencia tendían a catalogar a este pez como un “monstruo del mar”. Sin embargo, son dóciles y muestran una actitud amistosa con los humanos que, incluso, pueden nadar cerca de ellos.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) los cataloga como una especie vulnerable y destaca que su historia es conocida de manera pobre por el hombre. Dado que se distingue por ser un nadador lento, ha sido víctima de la caza indiscriminada, particularmente en países asiáticos. Su carne se consume como “tofu” de tiburón y sus grandes aletas se usan como trofeos en restaurantes en el sureste asiático.
“Para mí el tiburón ballena es enigmático y representa grandes retos dado que es poco lo que se conoce de ellos”, advierte Ramírez. “Para conservarlo debemos proteger su hábitat y para lograrlo debe de existir sinergia entre la ciencia, el gobierno, el turismo, las pesquerías y la educación ambiental. Todo esto implica un gran reto”.
Por otro lado, la bióloga subraya que el estudio de las hembras representa un gran desafío ya que es difícil encontrarlas. “En la Isla Espíritu Santo, por ejemplo, requerimos de un avión para estudiarlas, así como de una red extensa de personas que son esenciales para ayudarnos a localizarlas. En Los Cabos los pescadores siempre nos avisan de la presencia de los tiburones ballena y gracias a ellos los ubicamos y los podemos examinar”.
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