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El danzón, de los más populares en la música mexicana: INAH

¿Quién no reconoce los primeros acordes de Nereidas, Juárez o No debió de Morir y Pulque para dos? Al parecer el danzón se aclimató muy bien en la Ciudad de México, pues “forma parte de la memoria musical y emocional de miles de mexicanos”, aseguró el sociólogo José Luis Cerón, quien participa en el ciclo “Conversaciones musicales”, organizado por la Fonoteca del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

El Profesor de la Escuela de la Música Mexicana, Cerón puntualizó que “hoy en día el danzón es uno de los bailes populares que más curiosidad despierta entre propios y extraños. Su cadencia y extenso repertorio no deja de asombrar y cautivar desde el aficionado hasta al conocedor”.

Dijo que este género, como otros ritmos populares —que “llegan a la entraña misma del pueblo y que se quedan allí para siempre”— no sólo es música y baile, sino todo un estilo de vida, por lo que ha sido protagonista de películas inolvidables, desde Salón México (1948), con Marga López y dirigida por Emilio Fernández, hasta Danzón (1991), de María Novaro.

El sociólogo explicó que en su charla hará un recorrido por la historia del danzón, desde sus orígenes en las Antillas, con la fusión de ritmos haitianos y cubanos que tuvo lugar en Santiago de Cuba durante el siglo XIX, para posteriormente entrar a México por la blanca Mérida y el puerto de Veracruz.

Aseguró que este ritmo “ha probado, en su desarrollo, ser mexicano sin rechazar su origen. Nos corresponde a nosotros velar porque recobre, reinventándose, el lugar que le corresponde dentro de la sociedad mexicana”.

Además este ritmo “concentra parte de la memoria musical y emocional de miles de mexicanos”, como prueba de ellos están los grupos que lo practican en parques, plazas públicas, salones de baile y casas de la cultura que “surgen de la sociedad civil y en eso radica su importancia”.

“México recibió de Cuba y de algunas otras naciones caribeñas distintas corrientes musicales, sobre todo desde fines del siglo XVIII y hasta el siglo XX”, explicó José Luis Cerón.

El danzón proviene de una fusión de ritmos haitianos, como la contradanza inglesa (country dance) adoptada en Francia en el siglo XVII, y de cubanos de ascendencia africana, también de ritmos europeos aclimatados como el minueto, el rigodón, los lanceros y otros bailes del mismo origen.

Durante el siglo XIX en Cuba, la contradanza devino en la criolla y después en la “danza cubana”. En 1842 “surgieron las primeras contradanzas cantadas, que luego se convirtieron en las famosas habaneras”.

El primer danzón se atribuye al célebre músico de Matanzas, Miguel Faílde Pérez (1852-1921), y fue tocado por primera vez el 12 de agosto de 1879. Se llama Las alturas de Simpson, en referencia a un barrio matancero. También compuso otro titulado Cuba libre, abundó el especialista.

“Es curioso señalar que habiendo sido Cuba la cuna del danzón, en los últimos tiempos tiende a desaparecer, pues se interpreta muy esporádicamente”, refirió Cerón. Sin embargo, en México llegó para quedarse. “Resultaría casi imposible cuantificar los danzones cubanos que han destacado dentro y fuera de ese país, siendo Almendra, de Abelardo Valdez, el más conocido y gustado”.

Acerca de Juan Carlos Machorro

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