En 1966 aparece en el mercado de la música popular “Guantanamera” interpretada por “The Sandpipers» (Jim Brady, Mike Piano y Richard Shoff) con la voz de Pamela Ramcier para el estribillo y, eventualmente, en la presentaciones con Penny Nichols y Pat Woolley, aun cuando, previamente (1962), el cantante folk, Pete Seeger ya llevaba su versión por los escenarios estadounidenses.
En el registro de “Guantanamera” surge el nombre de Julián Orbón para la adaptación de algunas de las líneas de los “Versos sencillos” de José Martí editados en 1891, que en la edición de “Clásicos americanos (SEP/UNAM, 1982) aparecen de la página 339 a la 364. De esa selección corresponden la primera cuarteta del verso 1 (sigue el estribillo: “Guantanamera, guajira guantanamera”, repetido); tercera cuarteta del verso 5 (luego el estribillo) y la segunda cuarteta del verso 3 (con repetición del estribillo hasta el final decreciente.
Alejo Carpentier, en su interesante aporte, “La música en Cuba” (1946) asienta en sus páginas 120 y 121 de la edición de la Universidad de Alcalá (Club Internacional del Libro, 1998): “… hace poco, una estación de radio de La Habana obtuvo un gran éxito de popularidad con una canción de buen corte campesino, titulada La guantanamera. Sobre su melodía se narraban, a manera de aleluyas, los últimos sucesos de actualidad. Pues bien: la música que correspondía a los dos primeros incisos de La guantanamera no era otra que la del viejísimo romance de Gerineldo, en su versión extremeña.”
La estación radiodifusora era la CMCO y el improvisador de aquellos mensajes era José «Joseíto» Fernández Díaz, y el aludido fundamento cuya historia es el encumbramiento de un servidor de palacio desde el prohibido escaño de la alcoba real lleva por título “Romance de Gerineldo y la infanta” cuyo pícaro inicio en voz de la princesa expone:
—Gerineldo, Gerineldo, paje del rey más querido,
quién te tuviera esta noche, en mi jardín florecido.
…
Y termina con el lamento dirigido al padre:
—Rey y señor, no le mates, mas dámelo por marido.
O si lo quieres matar, la muerte será conmigo.
Y ya metidos en la obra del escritor y político cubano José Martí (La Habana, 1853 – Dos Ríos, Cuba, 1895), cabe mencionar que al verso número 9 dividido en nueve cuartetas, Óscar Chávez le adaptó la música para lograr la conocida canción de “La niña de Guatemala”, joven que en la vida real llevara por nombre María García-Granados y Saborio (o Savorio), enamorada del libertador cubano y muerta después de metida “… en el río, con el sol ya muy vencido… y desde entonces le venían dando unas fiebres…”.
De “La guantanamera” hay una muy larga serie de intérpretes para elegir.
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