José Manuel López Castro
Luis E. Velasco Yépez
CAMPO Y DESARROLLO
Al calor del triunfo de la Revolución Mexicana, los gobiernos posteriores repartieron la tierra a manos llenas. Dividieron unidades prósperas de producción agropecuaria y rompieron esquemas de comercialización. La tierra, por supuesto no alcanzó para todos. Muchos sólo obtuvieron una, dos, tres o cuatro o cinco hectáreas que, contraviniendo la Ley Agraria vigente, heredaron a sus hijos, las convirtieron en parcelas, las vendieron o regalaron, según sus necesidades y estados de ánimo. Desde mediados del siglo pasado, por una visión pragmática de los gringos, muchos ejidatarios y comuneros se unieron con pequeños propietarios, contraviniendo otra vez, la Ley Agraria vigente, para hacer fructíferas sus parcelas que para ese entonces, y como Malthus seguía teniendo razón, ya sólo eran unos cuantos surcos en muchas regiones. La realidad es más terca que las palabras, dice el adagio popular, y en acato a esta regla, ahora autoridades agropecuarias (Sagarpa), en respuesta a directrices de la FAO, volverán a los esquemas de unir minifundios y ejidos fragmentados para hacerlos rentables, en un nuevo intento de sumar tierras a la producción de alimentos en la lucha contra el hambre. Es un proyecto surgido de reuniones entre la Sagarpa, el Foro Económico Mundial (WEF) y el grupo de empresarios Nueva Visión para el Desarrollo Agroalimentario de México (VIDA) para definir líneas de acción y fortalecer alianzas público-privadas que permitan emprender proyectos orientados a fortalecer la seguridad alimentaria, sustentabilidad ambiental y mejoramiento económico de los productores del campo mexicano.
CULTURA MEDIO AMBIENTAL DETONA DESARROLLO SOCIAL
Para generar nuevas políticas de desarrollo social es necesario incentivar el surgimiento de una cultura sobre el medio ambiente que sea incluyente y que reconozca como acción fundamental la búsqueda de esquemas de producción alternos a los convencionales, coincidieron los académicos e investigadores Gustavo Gordillo, Julia Carabias, Enrique Provencio y Juan Carlos Belausteguigoitia, en la mesa Capital natural y desarrollo, moderada por José Sarukhán, que se presentó con motivo del 70 aniversario de la fundación del Colegio de México. José Sarukhán resaltó que a lo largo de las últimas cuatro décadas las acciones de gobierno dejan ver que la realidad las supera constantemente, por lo que propusieron a las autoridades correspondientes tomar en cuenta las condiciones climatológicos y geográficas del país. En su intervención Julia Carabias, aseveró que los instrumentos de política de planeación, que están claramente legislados en México, deberían estar acoplados a los ordenamientos territoriales, que derivan en los programas de desarrollo urbano, pues no existe un vínculo entre ellos, uno no lleva al otro, pues no todos los municipios ni los gobiernos estatales los poseen, y después están algunos proyectos de desarrollo urbano que se frenan por la falta de un ordenamiento adecuado. Las consecuencias de esto, son muy visibles en los desastres ocasionados por Ingrid y Manuel. Lo paradójico y lamentablemente México es que se encuentra en una franja del globo terráqueo donde las sequías son muy frecuentes, pero al mismo tiempo las inundaciones también se presentan de manera regular. Un ejemplo de esta situación, corresponde al hecho de que 85 distritos de riego, de 95 en total, es donde se concentra poco más del 80 por ciento del valor de la producción agrícola están en esa región. Al concentrar ese nivel de producción en una zona de alto riesgo nos hace increíblemente vulnerables, indicó que Juan Carlos Belausteguigoitia.
DESASTRES COSTOSOS
Después de un primer cálculo sobre los daños económicos causados por los fenómenos meteorológicos Ingrid y Manuel, se espera que en breve, la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros dé a conocer con datos concisos, su segundo informe al respecto. Si el primero que se hizo al vapor, considera que los desastres naturales causados por los referidos meteoros tuvieron un costo de 75 mil millones de pesos, el informe que se hace con datos verídicos, se espera que se incremente considerablemente el costo de los daños. Las aseguradoras están temblando porque si costo de los destrozos es de es de 75 MMDP, tendrían que desembolsar al menos, 20 mil millones de pesos. Pero si la cifra aumenta, como es de esperarse, el monto que pagarían esas instituciones, sería superior. Hay que citar que en 2007, los daños causados solamente a Tabasco por intensas lluvias ascendieron a 60 mil millones de pesos. En el caso de Ingrid y Manuel se habla de importantes desastres en Veracruz y Acapulco, así como 20 entidades federativas más. Además, las cosas no quedan ahí, toda vez que de acuerdo con el Servicio Meteorológico Nacional, en lo que resta de la temporada ciclónica, aún podrían presentarse 11 huracanes más. De esos, 6 serían por el Atlántico y 5 por el Pacífico.
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