Los programas como Pagos por Servicios Ambientales no son las mejores soluciones para acabar con la deforestación y degradación forestal, determina la especialista Margaret Skutsch, científica del Centro de Investigación en Geografía Ambiental (CIGA) de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Agrega que los problemas también recaen fuera de los bosques y, por lo tanto, es necesario invertir el dinero de REDD no solamente en silvicultura, sino en forma que las personas puedan cambiar la manera en que hacen la agricultura.
Hay que buscar algo más incluyente como ordenamientos territoriales comunitarios que miran más a todos los aspectos del uso del suelo, porque eso puede ser la solución real REDD.
Algo que sea más que sólo la frontera agrícola, desarrollo social y silvicultura, juntas, en lugar de la idea simplista de pagar a la gente por los servicios ambientales que claramente no son solución.
Explica que la degradación forestal es un problema que se minimiza al tomarla solamente como un paso hacia la deforestación o al considerarla como hermana menor de la devastación forestal. Sin embargo, esto cambiará al ahondar en un estudio previamente realizado con Fondos del Climate Works sobre la degradación de los ecosistemas en México, como parte del proceso de construcción del sistema de medición, reporte y verificación de la estrategia nacional para la Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación Forestal (REDD+).
Agregó que por indicaciones del director general de la Comisión Nacional Forestal, Jorge Rescala Pérez, y a través del Proyecto Fortalecimiento REDD+ y cooperación Sur-Sur, se firmó un Acuerdo con el CIGA de la UNAM para determinar la gravedad de la degradación citada. Las conclusiones serán entregadas a la Conafor en 2014.
Por el momento, sabemos cuáles son los grandes problemas, pero no las soluciones. Sin embargo, contar con un índice relativo de 5 puntos para medir la degradación es un avance importante, asegura la estudiosa. Agrega que ahora el trabajo consistirá en determinar cuáles son los motores de la deforestación como de la degradación y cómo combatirse.
Países como México tienen las oportunidades para combatir la degradación forestal y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero provenientes de este problema que son con toda seguridad, más que los que se emana a causa de la deforestación.
El citado índice, también permitió evaluar el impacto que tiene la actividad de la roza-tumba-quema en los ecosistemas y conocer el costo de oportunidad real que tiene la conservación de los bosques.
Detalla la experta que combatir o encarar los problemas de forma económica resulta muy caro porque la gente que valora más cambio que la conservación son, por lo general, los ricos. Y la verdad resulta extremadamente difícil que los ricos paguen más que los pobres.
DEFORESTACIÓN Y DEGRADACIÓN
De acuerdo con la FAO, a menudo se confunden las nociones de deforestación y degradación forestal. Para evitar toda ambigüedad, hay que tener presentes algunos elementos distintivos:
Deforestación. Se traduce en una disminución de la superficie cubierta de bosque. No es posible, por lo tanto, definirla sin añadir la referencia a la utilización (o asignación) del suelo. En efecto, existen formas de utilización forestal -y objetivos predominantes de la ordenación forestal- que pueden momentáneamente hacer desaparecer la cubierta forestal, pero que garantizan su conservación. Es el caso de la tala rasa en suelos donde se reconstituirá el bosque o de la tala final en un sistema de bosque homogéneo, una vez asegurada la regeneración natural. En otras palabras, no hay deforestación si se garantiza la continuidad de mantenimiento de una cubierta boscosa.
Degradación. No se caracteriza por la disminución de la superficie forestal sino de la calidad de su estado, respecto a uno o a más elementos del ecosistema forestal (estrato vegetal, fauna y suelo, entre otros), a las interacciones entre estos componentes y, más generalmente, a su funcionamiento. La ponderación de la degradación tiene numerosos obstáculos, dos principales: Las diferencias de apreciación respecto al estado inicial de referencia: «clímax» o sus diversos sustitutos, estado forestal de conformidad a un modelo de silvicultura preestablecido; los criterios (con sus indicadores) elegidos: salud y vitalidad, diversidad específica, capacidad de producción de bienes y servicios comerciales; según que se limite a la fecha actual o que se considere el estado actual como transitorio y que conduzca a otro estado posterior satisfaciente, o mejorado, en comparación con el estado inicial de referencia.
Inventario nacional forestal y de suelos 2010
- Superficie de bosques y selvas primarias de México 34’582,533.41 Ha
- Matorral xerófilo/zonas semiáridas 18’298,083.72 Ha
- Matorral xerófilo/zonas áridas 33’807,651.59 Ha
Existencias de madera en m3 rollo en pie
- Coníferas 335’608,274
- Coníferas y latifoliadas 606’981,180
- Latifoliadas 319’035,604
- Selvas Altas y Medianas 735’500,015
- Selvas Bajas 314’403,192
- Total 2,311’528,267
- Más del 64 por ciento del país se encuentra erosionado
Disminuirá CC nutrientes del suelo
Con el Cambio Climático global, no solamente menguará la disposición de la superficie terrestre y del agua, sino también de algunos nutrientes esenciales para el crecimiento de vegetales, como el nitrógeno y fósforo, lo que afectará la producción de alimentos y más aún, a un quinto de la población mundial. Conforme las tierras áridas se vuelvan más secas, la situación será más crítica, según estudio de Nature que agrega que la mayoría de los 17 nutrientes que las plantas necesitan para crecer están en el suelo. La investigación sugiere que los ciclos biogeoquímicos del carbono, nitrógeno y fósforo podrían desacoplarse producto del Cambio Climático y afectar negativamente a la provisión de los principales servicios prestados por estos ecosistemas. También se dice que las personas que viven en zonas áridas y que dependen de estos ecosistemas para los cultivos, alimentación del ganado y combustible, entre otros, encontrarán sus recursos cada vez más restringidos, advierten los científicos, que realizaron pruebas en 224 sitios de 16 países.
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