Solía decir Salvador Sánchez Vázquez, destacado político nayarita: “Ni falta el que se va, ni sobra el que se queda”. Esto en relación a quienes formaban sus grupos de colaboradores en las tareas que desempeñaba como político o responsable de actividades administrativas.
Sí, pero no. Diría yo. Depende de quién se va y también de quién se queda. Si se va el que sostiene la cuña para evitar la rotura del casco del barco, es una cosa, si quien se queda es el causante del problema, es otra.
Se va del Partido Acción Nacional, Fernando Gómez Mont, secretario de Gobernación. Se queda en ese instituto político el diputado y exsecretario particular del Presidente Felipe Calderón Hinojosa, César Nava.
Las causas de uno y las razones del otro habrán de esclarecerse en el transcurso del tiempo. Sobre todo del tiempo político. Dice Gómez Mont que su renuncia se debe a “razones que me veo obligado a no revelar por discreción profesional”.
Por su parte César Nava dijo en entrevista radiofónica: “La unidad se preserva y la seguiremos cuidando. El Partido Acción Nacional es mucho más fuerte que su presidente, que sus militantes, que sus dirigentes. El PAN trasciende a las personas. Personas van, personas vienen”. Aceptó que es “doloroso ver alejarse a un compañero, pero su salida no fractura al blanquiazul, ni es señal de desunión”. Ya tendremos oportunidad de verlo.
Bueno, parece claro en estos acontecimientos quién sostiene la cuña y quién abrió el boquete.
Para algunos analistas, en el asunto no hay mayor secreto. El pragmatismo del dirigente panista no es propio. Recibe órdenes de quien puede ordenar.
Así ocurrió con Germán Martínez Cázares. La rijosidad que lo acompañó durante el proceso federal electoral del 2009, si bien encajaba en su personalidad, no era una actitud propia. Así les fue y el costo fue el de haber perdido la mayoría en la Cámara de Diputados. Germán lo asumió y tuvo que cargar con las culpas.
Oportunamente el PRI había advertido, con semejantes procedimientos de campaña política no era posible esperar acuerdos parlamentarios posteriores.
Hoy otra vez el partido mayoritario en San Lázaro, por medio de distintos actores, señala que los afanes de “triunfo a como dé lugar” en las contiendas electorales de este año, 15, hace complicado llegar a los acuerdos reclamados por el país. Acuerdos que deben traducirse en leyes, tarea a cargo del Poder Legislativo y cuya aplicación permita superar nuestros muy graves problemas.
Sin embargo, de nueva cuenta falta la visión de un estadista, tan ausentes en nuestro país, capaz de asumir que los acuerdos trascienden a intereses sectarios y dificulta el tránsito a escenarios mejores. Gómez Mont sí lo percibió y caminaba por esa vía, pero tuvo que someterse a orden superior.
Habrá resultados. Acaso no los que esperan los hacedores de milagros. Entonces alguien deberá pagar las culpas. Alguien obligado a asumir que “se equivocó”, aunque el error hubiera ocurrido en las oficinas del piso superior, con consecuencias similares a las sufridas por Martínez Cázares.
El hecho es que en San Lázaro como en Xicoténcatl, los caminos para construir las leyes que exigen los gobernados estarán llenos de obstáculos. La tarea legislativa, tan compleja de por sí, encontrará nuevas complicaciones.
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