En México tenemos una ópera equivalente a Romeo y Julieta, pero que se desarrolla en tierras michoacanas. “Una especie de Aída tarasca”, diría el escritor Salvador Novo. Y dicha obra es Atzimba, ópera que a más de cincuenta años de haber sido montada, se reestrena para iniciar el programa 2014 de la Ópera de Bellas Artes en el interior de la república, el 7 y 9 de febrero en el Teatro Ricardo Castro en la ciudad de Durango, el 7 y 9 de marzo en el Teatro Ocampo de Cuernavaca, Morelos y el 10 y 13 de abril en el Palacio de Bellas Artes.
Ello fue informado en conferencia de prensa, en donde se destacó que esta ópera destaca por la reconstrucción de su segundo acto, realizada por el compositor sonorense Arturo Márquez, quien recreó lo que pudo haber pensado el autor original, Ricardo Castro.
Cabe recordar que Atzimba fue una de las primeras óperas en que el libreto y la musicalización fueron concebidos en castellano y narra una historia de amor desarrollada en medio de dos imperios: el purépecha y el español, con el lago de Pátzcuaro como uno de sus principales escenarios.
Al respecto, la directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), María Cristina García Cepeda, comentó que el montaje es parte del programa Ópera en los Estados, al que se sumarán otras entidades del país como Aguascalientes, Michoacán, Querétaro, Tamaulipas y Veracruz.
La titular explicó que, a este proyecto se suma el interés de que un mayor número de personas se acerque al bel canto con la presentación de Turandot y la Boheme en el Auditorio Nacional, en los meses de mayo y junio por lo que se colocarán pantallas gigantes en espacios públicos para transmitir los conciertos y óperas de Bellas Artes.
Por su parte, el director artístico de la Ópera de Bellas Artes, el tenor Ramón Vargas señaló que la música, ejecutada bajo la dirección de Enrique Patrón de Rueda, se caracteriza por la influencia europea en el color y variedad de armonías y por la estructura vocal demandante.
“Es una ópera que se había perdido, la primera presentación fue en 1900 a modo de zarzuela, después vino con una compañía italiana, pero la ópera nació en español, después se presentó en el otrora Teatro Nacional, se hizo por última vez en 1952 y se perdió el segundo acto”.
Había una partitura de piano y canto y eso era lo único que existía, por lo tanto el gobierno de Durango pensó en hacer un trabajo de recuperación y se le dio a uno de nuestros grandes compositores, el maestro Arturo Márquez, agregó Vargas.
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