Al procurador de justicia mexiquense, Alberto Bazbaz, le será imposible cerrar el caso de la niña Paulette Gebara Farah con el sello de homicidio accidental, por ser abrumadores los elementos en torno al infanticidio.
Los testimonios sobre la desaparición de su alcoba, entre la noche del 21 de marzo y la mañana del día siguiente, son contundentes. Todo indica que la sacaron de allí y fue asfixiada en algún lugar distante para luego “sembrar” el cadáver bajo el colchón de la propia pequeña.
Este suceso, plagado de errores y contradicciones causados por el personal bajo el mando del procurador Bazbaz, pudiera quedar impune, de no ser investigados a plenitud los principales actores del drama, los padres de Paulette, Mauricio Gevara y Lisette Farah.
Fracasado el arraigo de esa pareja y borradas las huellas de la alcoba fatal, quedan como lanzas ardientes las declaraciones de las niñeras Erika y Martha Casimiro. Ambas aseguran que desde la mañana del 22 de marzo buscaron en la cama, en closets, el baño y en cada rincón de la recámara de Paulette, sin advertir rastros de ella.
Nueve días después, en tanto el matrimonio Gevara-Farah y las sirvientas estaban arraigadas en la Procuraduría General de Justicia mexiquense, el cadáver de la pequeña apareció en la propia alcoba. Y nadie vio ni supo nada.
Transcurridas dos semanas del suceso, autoridades mexiquenses cayeron en cuenta que le pusieron sellos a las puertas y muebles de la casa, excepto la puerta de salida hacia las escaleras.
Es decir, por esa puerta pudieron ocurrir algunos movimientos de familiares o amigos del matrimonio en cuestión, sin que se dieran cuenta las autoridades.
Es incomprensible que durante el arraigo de la pareja Gevara-Farah, los investigadores mexiquenses no hayan obtenido la verdad de lo sucedido y los mismos cónyuges se insulten ahora e incluso descarguen culpas uno al otro.
Para nada sirvieron los exámenes psicológicos a la pareja y el procurador Bazbaz haya recurrido a investigadores extranjeros, como son los del FBI. ¿Somos tan inútiles?
Por su parte, la señora Farah se dio el lujo de conceder una entrevista a Adela Micha y, sin lágrimas y algunas sonrisas, insinuó que la niña pudo enredarse en las sábanas y caer por un hueco de la cama.
Lisette afirmó que su marido “es un cabrón” y la conductora de Televisa, sin conocimiento de causa de cuanto dice, afirmó que “no hay delito que perseguir”. ¿Acaso colabora en el supuesto “accidente”?
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