Opinión

El Buzón

En el Estado de México la violencia e inconformidad afloran. El marte de la semana pasada se registró un linchamiento en el municipio de Atlautla con saldo de tres muertos, dos de ellos policías estatales.

Todavía no se esclarecen los sucesos y el jueves en Chimalhuacán un nuevo caso se suscitó. Nuevamente, la población tomó la justicia en sus manos. El resultado dos ladrones heridos, uno de ellos de gravedad, por cierto, fue intenado en el Hospital de 90 camas de la localidad.

En Atlautla, en un operativo contra presuntos talamontes, los uniformados mataron a una persona e hirieron a otro, lo que desató la ira de los pobladores, quienes mataron a golpes a dos uniformados.

El jueves en Chimalhuacán, dos ladrones que ingresaron a una casa particular para robar, fueron sorprendidos y en minutos decenas de personas los tundieron a golpes hasta enviarlos al hospital.

Argumentaron que tomaron en sus manos la justicia porque están cansados de la inseguridad y porque las autoridades no los protegen.

No es la primera vez que los afectados dejan de lado a la policía y prefieren cobrarse la afrenta por la vía de la violencia. Camino peligroso que debe preocupar a los gobiernos, pues esa actitud no es exclusiva del Estado de México. Tal parece que la inconformidad social sólo busca pretexto para aflorar.

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