La temperatura promedio de la ciudad de México en el último siglo aumentó más de 3 grados, lo que provocó el conocido efecto de “isla de calor” o “cacerola”, expandiendo su aire caliente que no se trasmina en el subsuelo por la plancha de cemento que cubre al DF, a las zonas aledañas.
Marcelo Ebrard, jefe de gobierno, dijo que este tema no se tomaba en cuenta hace un siglo, porque el DF tenía una población mucho menor a los actuales 9 millones que habitan la capital y que suman 22 millones al agregar a quienes radican en la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM).
“Ahora tenemos 3.5 millones de vehículos, que consumen 48 millones de litros de gasolina, al día, que suben a la atmósfera” y provocan un aumento de 3 grados en la temperatura.
La Comisión de Cooperación Ambiental (CCA), desde hace 10 años, tiene dos estaciones de medición de la temperatura en el DF. Uno, en el Zócalo capitalino, y otro en el oriente citadino. Las diferencias han sido harto ilustrativas, pues en noviembre de 2006 y 2007 se presentó el hecho que en Xochimilco amanecía a 0 grados centígrados, mientras que el Zócalo registró 9 grados de temperatura.
En entrevista con Mi Ambiente, el titular del Climate Institute (CI), Crispin Tickell, dijo que “las ‘islas de calor’ se recrudecen en las zonas rurales cercanas a las urbes”, con manifestaciones de mayor resequedad de sus tierras, pérdida de biodiversidad y lluvias fuera de temporada, etc.
El “efecto cacerola” surge cuando el aire caliente que absorbe el Distrito Federal, proveniente de la atmósfera, se mueve en el ambiente en busca de una salida natural y los únicos escapes que tiene son las zonas rurales, aledañas a la metrópoli, por lo que se dirige a esas regiones y ese calor daña, reseca y desertifica los pulmones verdes que forman el cinturón verde del DF.
Tickell mencionó que entre las soluciones, aplicadas en zonas rurales europeas, están pintar de blanco los techos de los hogares para reducir los rayos de calor, tema recurrente en las zonas mediterráneas.
Al hablar sobre el atraso que pudieran presentar las ciudades latinas respecto a las europeas, dijo que “no hay mucha diferencia; grandes ciudades del mundo deben empezar a actuar sobre el Cambio Climático”, precisó.
Puso el ejemplo que Londres, Inglaterra, una de las ciudades más limpias del mundo, donde aún registra muchos pendientes para vencer el problema. Por ende, es lógica la situación del resto de las 40 macrociudades globales, red a la cual pertenece el DF.
En la Ciudad de México, las zonas verdes de Tlalpan, Milpa Alta, Tláhuac, Magdalena Contreras y Álvaro Obregón, desde hace años, son botín de desarrolladores inmobiliarios, que, con o sin permiso de las autoridades, siguen haciendo crecer la mancha urbana.
Para hacerle frente a esta situación, el gobierno capitalino debe repoblar el centro de la ciudad para conservar sus zonas naturales.
Gustavo Ampugnani, coordinador de la Campaña de Clima de Greenpeace, comentó a Mi Ambiente que una de las soluciones a este problema en el DF es detener el crecimiento de la mancha urbana para conservar el suelo en base en una política de planeación urbana.
Destacó que esta política debe privilegiar la construcción de una ciudad vertical, no horizontal, y detener el cambio de uso de suelo con opciones de trabajo para la población rural, como ecoturismo, cultivos de venta y autoconsumo y protección de bosques, con el concepto de utilidad, no de estorbo.
El crecimiento desmedido y sin planeación de las urbes nacionales ha llegado a tal grado que, citando un estudio de la Universidad Autónoma Metropolitana, indica que Durango, Zacatecas, Aguascalientes, San Luis Potosí, Guanajuato y Michoacán padecen una severa degradación de suelos. En México, alrededor de 45 por ciento de las tierras están siendo afectadas por la desertificación y degradación.
1000 CIUDADES POR LA SALUD PUBLICA: OMS
La Organización Mundial de la Salud (OMS) lanzó la campaña global 1000 Ciudades/ 1000 Vidas, en el marco de fomentar la salud pública en vista que las ciudades para el año 2030 tendrán en sus calles a un 60 por ciento de la población mundial y esto deriva en un sinfín de problemas de salud por la contaminación del aire, agua, erosión del suelo y pérdida de biodiversidad.
En comunicado de prensa, la OMS expone en esta época de calor, en los medios urbanos se corre el riesgo de enfermedades infecciosas, como la diarrea, vinculadas a las condiciones de vida insalubres, sobre todo, donde no hay agua corriente ni instalaciones sanitarias.
Son los pobres quienes más se ven afectado por estas enfermedades, pues actualmente un tercio de la población urbana mundial, es decir, 830 millones de personas, vive en cinturones de miseria.
CIUDADANOS NO ATIENDEN LA PERDIDA NATURAL: CEPAL
José Luis Samaniego, director de Desarrollo Sustentable de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), dijo a Mi Ambiente que las “islas de calor” son poco perceptibles para los habitantes urbanos, quienes piensan que la pérdida forestal no les afecta, pero esto origina la falta de absorción de agua y presencia de eventos extremos.
Causa destrozos en la salud y alimentación la presencia de “islas de calor”, en el Valle de México.
Macrourbes, bomba de tiempo
– Las actividades industriales y domésticas generan calor y emisiones que inciden en el aumento de las temperaturas. En ciudades con una población entre 500 mil y un millón de personas, la temperatura aumente en 1.1 y 1.2ºC.
– La mitad de la humanidad vive en zonas urbanas, cifra que llegará al 75 por ciento en 2050.
– Para la OMS, cada persona en el Planeta debe tener 10 metros cuadrados de áreas verdes; en México, el promedio es de tan sólo 2.5 metros.
Fuente: Unión Europea, OMS.
Comentarios Cerrados