Se dio a conocer que investigadores mexicanos estudian nutrientes de la leche materna para poder producir compuestos semejantes y adicionarlos a las fórmulas maternizadas conocidas como leches en polvo. Los estudios se enfocan en los nutrimentos que fortalecen los sistemas inmunológico y digestivo de los niños.
Este trabajo científico está liderado por Alma Cruz Guerrero, del Área de Biotecnología de Alimentos de la Universidad Autónoma Metropolitana, unidad Iztapalapa. Participan también especialistas del Instituto de Biotecnología y la Facultad de Medicina de la UNAM, con base a apoyos del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
Esto con base a reconocer el valor y la cantidad de nutrientes de la leche materna, considerada como modelo de alimentación para lactantes. Ya que este alimento aporta diversos compuestos, en particular los oligosacáridos que contienen fucosa son azúcares benéficos.
Estos azúcares fortalecen el sistema inmune del bebé, evitan alergias de piel o de vías respiratorias, desarrollan defensas contra enfermedades virales y protegen al organismo de diarreas e infecciones estomacales.
Por otro lado, las fórmulas lácteas o leches sintéticas son elaboradas a partir de leche de vaca y, aunque ésta es un mamífero, su leche no contiene oligosacáridos.
Los oligosacáridos son azúcares que, cuando llegan al intestino, tienen doble función. La primera es alimentar las bacterias benéficas para el organismo, como las denominadas bifidobacterias y los lactobacilos, que disminuyen el pH del intestino y evitan el cáncer de colon. La segunda función es una acción protectora.
Los microorganismos patógenos, como la Salmonella o el Staphylococcus, se adhieren a los oligosacáridos que son desechados a través de las heces fecales, evitando infecciones gastrointestinales.
En cambio, quienes son alimentados con leche de fórmula para lactantes no cuentan con esa defensa y bacterias dañinas que son frecuentes, como la Escherichia coli, se pegan a las paredes intestinales provocando enfermedades estomacales de alto riesgo. Está comprobado que los niños que son alimentados con leche materna presentan 15 por ciento menos incidencia de enfermedades gastrointestinales y 37 por ciento menos incidencia en infecciones respiratorias.
La meta científica es desarrollar compuestos benéficos parecidos a los de la leche materna, producirlos a nivel industrial y adicionarlos a las fórmulas lácteas. El objetivo es que los niños que son alimentados con estos productos tengan los mismos beneficios nutricionales que los sustentados con leche materna, y se enfermen menos.
En coordinación con Instituto de Biotecnología de la UNAM están clonando bacterias para producir una enzima que realice la producción del azúcar que se necesita. Con la Facultad de Medicina de esa misma universidad, realizan estudios biológicos para medir la respuesta de los microorganismos patógenos.
Debido a que los oligosacáridos de la leche materna fortalecen el sistema inmune, otros grupos de investigación alrededor de mundo están haciendo estudios para medir los efectos en personas de la tercera edad y en enfermos de sida.
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