Conocemos la frase, fábula o refrán o simple versión familiar. Aquella en que se pide no dejar a los niños cruzar la calle. Hay quien atiende y cumple con la alerta para evitar la tragedia. Pero, siempre aparece, la persona desalmada, inconsciente, que no cree en la prevención y deja al infante cruzar. Y no pasa anda, entonces, ese adulto sonríe arrogantemente. Nada pasó. Pudo pasar un trailer, un automóvil o una motocicleta a toda velocidad y arrollar a la criatura. La tragedia es la muerte. Luego el llanto que no devuelve la vida. Algo así, pero a lo gigante, bajo la misma fábula o figura, ocurrió con la influenza AH1N1. Apareció y la alerta nacional la hizo el secretario federal de Salud, José Angel Córdova Villalobos. A taparse la boca, a toda hora lavarse las manos, evitar contacto con enfermos de tipo gripe. La identidad física externa de la gente cambió. El mundo volteó y miró a México, la Organización Mundial de la Salud, de prisa, alertó al mundo. La muerte acecha bajo el virus de la influenza.
El fenómeno se acentuó en las zonas de alta concentración humana. El gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, atendió la alerta, con un secretario de Salud, Dr. Armando Ahued Ortega, que hizo todo, algunos dicen que de más. La otra región en peligro fue el estado de México, con atención inmediata de Enrique Peña Nieto. Así otros gobiernos. Y una ciudadanía que creyó en la amenaza que flotaba en el aire del territorio nacional. Surgieron los informes de enfermos, de hospitalizados y de varios fallecimientos.
Y claro, no iba a faltar el incrédulo, el farolón, “a mí no me pasa nada”. Tampoco iba a dejar de aprovechar el fenómeno, el enemigo político. Surgió la versión y corrió, como es y debe ser un rumor político sembrado, igual que el virus de la influenza, contagioso y de fácil propagación, la postura de ser “una maniobra del gobierno”. Andrés Manuel López Obrador y otros como Porfirio Muñoz Ledo, muchos otros, descalificaron la alerta y negaron la enfermedad. Luego vinieron las vacunas. Y también surgieron los cuestionamientos. Se cumplió un año de la aparición. Hoy el mal está controlado. Ya se han aplicado 21 millones de vacunas. Es el camino, el ícono de prevención, la vacuna, afirmó el doctor Córdova Villalobos. La tragedia nacional, la pandemia no pasó. Igual que la fabula del camión-trailer, pudo ocurrir. Pero no se puede probar, sólo la muerte lo prueba. La prevención funcionó.
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