Mucho hemos dicho de Holanda en los últimos días, en general, pocas cosas buenas. Sin embargo, fuera del futbol, Holanda es un país del que poco sabemos, sabemos que es un país chico, descendientes de vikingos, con altos estándares educativos, baja desigualdad y por supuesto conocemos de las actividades viciosas que son licitas en Amsterdam.
Con esta información, suena a que Holanda lo tiene todo resuelto, sin embargo, uno de los problemas a los que se enfrenta (mas allá de que no ha logrado la Copa) es una situación estructural, que no puede eliminarse, tan sólo prevenir y actuar ante ella: Holanda corre el riesgo de desaparecer en el agua.
El país nórdico tiene una superficie de 41,500km2 (poco más grande que el tamaño de Yucatán, pero más chica que Jalisco), de esos, 7,700 km2 son ríos que desembocan en el mar. La ciudad con el punto más bajo es Nieuwerkerk aan den Ijssel con 6,74m por debajo del nivel del mar. De hecho, el aeropuerto de Amsterdam es el único en el mundo que se encuentra por debajo del nivel del mar.
Esta situación los pone en alto riesgo. Tan sólo en el último siglo el nivel del agua ha aumentado en 17cm, y para el próximo siglo se calcula un aumento de 59 cm. En 1953 Holanda enfrentó una inundación del 8% del país, en la que fallecieron 1,838 personas. Por lo que es uno de los países más preocupados de las consecuencias del Cambio Climático.
Consientes de esta situación, los holandeses han tomado cartas en el asunto desde décadas atrás, mediante una serie de acciones tanto para prevenir un desastre como para encontrar nuevas formas sustentables, como instalación de molinos, diques, canales, manteniendo limpios los cauces para que no se obstruya el paso del agua, casas flotantes y demás.
De hecho, no sólo casas: barrios e incluso pueblos completos sobre el agua. Para 2028, Holanda espera ser el país sede de los Juegos Olímpicos, los cuales serán en un pueblo flotante en el lago IJmeer, a esto se le conoce como Plan Aquarius.
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