El gobierno mexicano le sigue apostando a los hidrocarburos, siendo que son los que originan la contaminación que está acabando con la vida y no sólo de los mexicanos, sino del Planeta.
La Reforma Energética contempla la extracción de gas para sustituir, por ejemplo, la gasolina, que es utilizada para el transporte público y privado; esto ha generado una serie de controversias en la sociedad mexicana, ya que el llamado fracking o fracturación hidráulica es una técnica de perforar la tierra para la extracción de gas o petróleo, y que pone en peligro al Medio Ambiente y la salud humana.
El sólo pensar que para la realización del fracking se van a utilizar más de un millón de litros de agua, así como arena y químicos; agua que será contaminada y que provocará la escases de ella para el consumo humano, del campo y ganado.
Aunque en el titular de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), David Korenfeld Federman, informó durante la inauguración de la Semana Latinoamericana del Agua 2014, que el fracking no representa ningún riesgo para la seguridad hídrica del país, porque el agua que se utiliza para extraer el gas, ya no podrá utilizarse para el consumo humano o la agricultura.
Resaltó que las concesiones para la extracción de gas estarán sujeta a la disponibilidad del recursos en los lugares en donde se pretenda realizar dichos proyectos que podrán surgir a partir de la Reforma Energética.
Según expertos en el tema manifiestan que el gobierno deberá ser muy cauteloso para la extracción de gas, ya que si no llevan correctamente este proceso tendrán graves consecuencias, derivando un daño al Medio Ambiente y humana, ya que el regresar a la tierra esa agua, utilizada en el fracking podría contaminar acuíferos que abastecen del vital líquido potable a la población.
Se sabe que hay al menos 260 sustancias químicas, que pueden contaminar el agua debido a fallos en la integridad del pozo y a la migración de contaminantes a través del subsuelo.
VOCES QUE SE OPONEN AL FRACKING
La Alianza Mexicana Contra el Fracking (AMCF) advirtió los pozos explotados mediante esta técnica pueden alcanzar entre 81 y 90% en sólo dos años de operación. Esto significa que los pozos serán abandonados en el corto plazo y que, para mantener la producción, las empresas tendrán que moverse de una zona a otra para perforar nuevos yacimientos.
A los pocos años, los propietarios recibirán de regreso sus tierras pero contaminadas e inservibles para el desarrollo de otras actividades.
En su momento, diputados de varias fracciones parlamentarios comentaron su postura sobre la extracción de gas. El presidente de la Comisión Especial de Desarrollo Sustentable, René Fujiwara Montelongo, de Nueva Alianza, se pronunció contra la explotación del gas shale y refirió que en Reino Unido se prohibió su explotación mediante el método fracking, como se pretende realizar en el país. Dijo que, genera contaminación de ríos y vulnera la seguridad de los ciudadanos, además que no resulta rentable una inversión de esta índole, ya que 80 por ciento de los pozos que pudieran abrirse son inviables económicamente, por los montos de inversión.
Al participar con la ponencia: «La explotación del gas shale mediante el fracking a la luz de la reforma energética: un paso contra la sustentabilidad», la investigadora del Proyecto sobre Industrias Extractivas de Fundar, Centro de Análisis e Investigación, Aroa de la Fuente, dijo que éste no es una alternativa viable para convertirse en reserva energética.
«Apostarle al gas shale es profundizar el modelo de explotación de hidrocarburos caduco, y con ello los daños ecológicos y sociales, así como la emisión de gases de efecto invernadero, en detrimento de las energías no renovables»; este gas emitiría 30 por ciento más de metano, porcentaje superior a la contaminación por bióxido de carbono.
En tanto, Jorge Villarreal Padilla, representante de ClimateWorks, mencionó que la reforma energética es una oportunidad para incorporar un «paquete verde» hacia un modelo energético sustentable y el uso de la energía eólica será más barata para 2020 y estará en condiciones competitivas frente al costo del gas natural y el shale.
SEGUIR DEPENDIENDO DE LOS HIDROCARBUROS
A pesar de que México tiende apostar a las energías renovables, eso está muy lejos, debido a que todavía tenemos la dependencia a los combustibles fósiles, (como la extracción del gas) que sólo contamina al Medio Ambiente.
Legisladores discutieron las leyes energéticas que detrás esconden cuestiones económicas y hasta políticas, como podría ser el caso del polémico fracking.
El sol, el viento, el agua, la biomasa y el calor proveniente del núcleo de la Tierra son energías renovables que son muy poco utilizadas.
Eólica: es la energía del viento transformada en energía mecánica o eléctrica
Solar: la energía proveniente de la radiación del sol se divide, de acuerdo a la tecnología utilizada, en:
Fotovoltaica: es la transformación de la radiación solar en electricidad a través de paneles, celdas, conductores o módulos fotovoltaicos, elaborados principalmente de silicio y formados por
dispositivos semiconductores.
Solar de alta concentración: paneles parabólicos que concentran la radiación solar para transformarla en energía eléctrica.
Térmica: es el aprovechamiento de la radiación solar para la captación y almacenamiento de calor a través de colectores termosolares.
Geotérmica: es la energía proveniente del núcleo de la Tierra en forma de calor; ésta fluye a través de fisuras en rocas y se acerca a la superficie, donde su acumulación depende de las condiciones geológicas del lugar.
Según información de Comisión Federal de Electricidad (CFE) en 2012, la capacidad instalada para la generación de energía eléctrica con fuentes renovables fue de 14,501 MW7, de los cuales, el 86% son para servicio público y el 14% para permisionarios. El país tiene 253 centrales en operación y en construcción para la generación de energía eléctrica con fuentes renovables. Los proyectos de energías renovables tienen presencia en el 90% de las entidades federativas del país; sin embargo, Oaxaca y Veracruz son los estados con mayor número de proyectos, eólicos y de bioenergía respectivamente.
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