Bandas del crimen asuelan al país. No son los cárteles del narcotráfico, estos son más de elite. Son los rufianes locales. Los que pelean el mercado regional. Bandas de ladrones y secuestradores. Son sanguinarios. Así surgieron y se adueñaron de la región de Tierra Caliente en Michoacán. Por la incapacidad y hasta la complicidad del gobierno estatal. Desde Lázaro Cárdenas Batel, pasando con Leonel Godoy, este último, siendo gobernador tenía un hermano delincuente, que llegó a diputado federal y hoy aun es prófugo. Y el que fuera gobernador, Ignacio Reyna, está en la cárcel, junto con el hijo de otro gobernador de Michoacán, Fausto Vallejo.
El ejemplar mayor del crimen organizado regionalmente, incrustado en gobierno estatal, es Guerrero. El tráfico llegó a la cresta de lo político. Las bandas dirigidas desde el gobierno. Con “polítidelincuente”, como en Iguala, con José Luis Abarca, era un engrane de la maquinaria, con la red de delincuentes materiales y conectado con las redes de la delincuencia política. A los cuales dio dinero y financiamiento de campañas.
Los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón desarmaron las estructuras de investigación, denominadas “de inteligencia”. Fox se ufanaba de que “ahora ya no se espía”. Calderón entregó la conducción de seguridad en un policía limitado, Genaro García Luna. Y sumada a la incapacidad de otros gobernadores, terminó la mayor parte del país en manos de las bandas. Hoy ante la desaparición de los normalistas, se duda de la estructura de seguridad e investigación del Estado actual.
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