Debido a su falta de cooperación transfronteriza, desconocimiento y una visión ingenieril que ignora los temas sociales y políticos, es lo que define el tema del agua en la frontera sur del país, calificó Edith Françoise Kauffer Michel, profesora-investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), unidad Sureste.
Por ello, dijo que se debe analizar las dinámicas de conflictos y cooperación en cuencas transfronterizas, centroamericanas y de México, con la finalidad de crear vínculos de colaboración, son los principales objetivos del proyecto que lidera Kauffer Michel, quien es representante del comité técnico académico de la Red Temática de Investigadores sobre el Agua en la frontera México-Guatemala-Belice (Risaf).
Afirmó que toda la investigación que se ha desarrollado en las últimas décadas en el tema de aguas transfronterizas se ha centrado en la relación entre México y Estados Unidos, sin embargo, en la frontera sur hay mucho desconocimiento de lo que sucede.
El proyecto principal en el que colabora, y con el cual se agrupan otros trabajos de colaboración nacional, se llama: Conflictos y cooperación en cuencas transfronterizas del sur de México y de Centro América: dinámicas históricas y realidades contemporáneas.
Dijo que “a nivel nacional, se tiene que en la zona donde hay menos agua es donde se encuentra una mayor concentración de la población; para el caso de la región sur-sureste, en términos generales, nos encontramos que es donde hay mayor cantidad de agua. La investigación del agua en México se ha enfocado en el centro y norte del país, donde hay una mayor escasez y concentración de población y riqueza”.
En contraste, afirmó que hay un gran desconocimiento e “ignorancia” de lo que sucede en los temas sociales y políticos en los contextos de abundancia, por lo que en particular el proyecto se enfoca al tema de las aguas trasfronterizas en el sur de México. Abarca toda la relación entre México y sus dos vecinos directos, Guatemala y Belice, en materia de aguas compartidas, pero también llega a Centroamérica y Panamá.
Por su parte, Edith Kauffer, doctora en Ciencias Políticas por el Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Aix-Marsella III, en Francia, y pertenece al Sistema Nacional de Investigadores (SNI) con el nivel II, aseguró que se trata de una frontera de agua y que “tenemos tres ríos que forman parte de la frontera, el río Suchiate en el Pacífico, el Usumacinta y el Orinoco entre Belice y Guatemala, que forman la línea de división internacional. Además, hay un número infinito de arroyos, humedales, cuerpos de agua, lagunas, que tienen una dimensión transfronteriza”.
Como parte del proyecto hicieron un mapa, con un corte de 30 kilómetros en la frontera entre México y Guatemala, que les mostró que realmente es una frontera de agua; la cual corre principalmente de Guatemala a México.
Por ello, afirmó que el escenario más importante se ubica entre México, Guatemala y Belice, en donde se encuentran las seis cuencas; si bien algunas son pequeñas, la cuenca del río Usumacinta es muy extensa, con alrededor de 76 mil kilómetros cuadrados, que además es donde fluye el río más caudaloso de Centroamérica y México.
Detalló que “un elemento que la investigación arrojó es que no hay cooperación, en el caso de México, Guatemala y Belice, pues estamos hablando de seis cuencas trasfronterizas que abarcan todos esos países centroamericanos. Pero no hay cooperación, a diferencia de lo que ocurre en la frontera con Estados Unidos, aquí no hay tratado, no hay acciones concretas de cooperación en materia de agua”.
Ante el hecho de que no exista un acuerdo, un tratado ni cooperación en el tema, los académicos han realizado una propuesta de cuencas trasfronterizas para el caso de México, Guatemala y Belice. En el caso de la relación con Guatemala, afirmó la investigadora, se trata de una relación muy conflictiva, debido a motivos históricos, de cómo se delineó la frontera, lo que ha impedido que haya una buena relación que repercuta en la cooperación en temas de aguas trasfronterizas.
Expicó que “el tema importante con Guatemala es que se encuentra en la parte alta de todas las cuencas trasfronterizas, que son seis en total. Las seis están compartidas con ese país y una con Belice; por ello, todo lo que hace o no hace con el agua Guatemala tiene repercusiones en la parte mexicana. El agua fluye de ese país hacia México”.
Para la investigadora, una conclusión importante del proyecto ha sido la necesidad de rebasar lo que ella denomina la “ceguera fronteriza”, es decir, que la mirada termina en donde empieza la línea internacional del otro país.
Finalizó que “no se ha tomado en cuenta el hecho de que las aguas vienen de otro país. Finalmente también ha sido una ceguera de los propios académicos. Trabajamos muy cerca de la frontera con el otro país, tendríamos que tener una mirada trasfronteriza, porque el agua no conoce fronteras, el agua fluye de un país a otro sin que la línea impuesta por los estados nacionales tenga importancia”.
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