México está desprotegido y rezagado en producción de flores y calidad de rosas, informó Enriqueta Molina Macías, asociada experta en variedades vegetales de la firma legal Santamarina y Stetaseñaló, quien expresó que nuestro país pierde oportunidad en la producción de flores y calidad de rosas por falta de protección legal de nuevas variedades mejoradas, lo cual lleva a que no exista un estímulo sólido para la inversión en horticultura por parte de los agricultores mexicanos.
Indicó que «es muy distinto adquirir una variedad mejorada que comprar las flores del puestito maltratadas, con espinas, con la esperanza de que lleguen sin marchitarse a las manos deseadas y que cuando mucho, durarán un día”.
La experta informó que existen rosas en el mercado internacional y nacional de mayor valor, con gran diversidad de tamaños, formas, colores, aromas, de grandes tallos, sin espinas y con una vida de florero más duradera, gracias a la tecnología y la innovación de variedades mejoradas, resultado de la inversión en cruces de plantas.
Para el caso de las rosas, la especialista explicó que el polen es recogido en forma manual (con pinceles muy finos) y el cruzamiento se realiza de la misma forma, de una planta en la otra, para combinar la genética de ambas, a fin de sumar particularidades de interés.
Para evitar el cruce con otras plantas, la flor se cubre con una bolsa de papel. En 6 meses aproximadamente se obtienen semillas que deben plantarse (es decir, miles de plántulas, porque cada semilla genera una planta con rasgos distintos) para observar el resultado, que es evaluado en forma individual.
A partir de ahí, se debe repetir el procedimiento hasta alcanzar el producto deseado. Eso requiere una suma considerable de tiempo y dinero. «Se estima que deben realizarse 10 mil cruces para lograr una nueva variedad con valor comercial. Los obtentores realizan alrededor de 100 mil cruzamientos por año, cada uno de ellos debidamente identificado y caracterizado.
Es así que deben pasar 5, 7 o hasta 10 años para que se pueda producir una nueva variedad comercial. Esta inversión debe protegerse con derechos de propiedad intelectual para reconocer al obtentor», explicó. «Aunque tengamos condiciones climáticas ideales, experiencia y capacidad de los productores mexicanos, no tenemos buenas rosas ni competitividad internacional por falta de esta protección y por lo tanto de inversiones en variedades mejoradas».
La especialista indicó que México tiene una gran oportunidad de exportación de rosas con un mercado Estadounidense al menos 20 veces mayor al de México y europeo del doble, que se pierde por una muy reducida producción de nuevas variedades mejoradas.
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