La detección oportuna del cáncer infantil continúa siendo el mayor reto para reducir la tasa de mortalidad por este padecimiento a nivel nacional, situación que encuentra un área de oportunidad en los médicos de las farmacias, de acuerdo con información de la Asociación Mexicana de Ayuda a Niños con Cáncer (AMANC).
La facilidad de acceso a los consultorios en las farmacias, por su bajo costo y proximidad, desplazó a las clínicas públicas del sector salud en la atención de primer contacto, principalmente en la población con alta vulnerabilidad económica.
El asesor médico de AMANC, Juan Pablo Villa Barragán, dijo que “hasta 60% de los casos confirmados de cáncer infantil inicia su vía crucis con un médico general de farmacia, quien mucha veces no cuenta con la capacitación suficiente para reconocer si los síntomas presentados pueden responder a algún tipo de cáncer”.
La condición de pobreza y la saturación de los servicios públicos, pese a su gratuidad o derechohabiencia, obligan a que la población recurra a estos consultorios privados, según registros de los casos apoyados por la institución.
De acuerdo con el especialista en Salud Pública, los médicos de las farmacias deben recibir capacitación formal y constante para reconocer los síntomas del cáncer infantil y así referir oportunamente los casos de sospecha a unidades médicas especializadas. “Los médicos de farmacia son decisivos, porque se convirtieron en el primer eslabón para el diagnóstico oportuno del cáncer infantil”.
Los pacientes con cáncer infantil registran una tasa de sobrevida apenas superior a 50% de los casos, al grado de que cada cuatro horas en promedio se reporta un fallecimiento por esta enfermedad a nivel nacional.
En México, cada año se registran más de 5 mil nuevos casos de cáncer infantil y se contabilizan alrededor de 18 mil casos activos en tratamiento. El cáncer infantil es la primera causa de muerte por enfermedad en pacientes de 5 a 14 años de edad, toda vez que 75% de los casos se detecta en etapas avanzadas.
El “vía crucis” para comenzar un tratamiento inicia con la medicación incorrecta tras valoraciones equivocadas, que durante semanas o meses no logran erradicar los síntomas observados en niños o adolescentes, quienes son referidos a los hospitales regionales o de alta especialidad cuando la enfermedad está muy avanzada y disminuyen las probabilidades de revertir el padecimiento.
Por su parte, Guadalupe Alejandre Castillo, presidenta de AMANC, dijo que “los pequeños hacen el mejor de sus esfuerzos parasuperar la enfermedad, pero sentimos que desde la sociedad podemos hacer mucho más para detectar la enfermedad a tiempo y con esto iniciar los tratamientos de forma oportuna”.
La combinación de estos síntomas podría indicar algún tipo de cáncer infantil: palidez, fatiga, pérdida de peso, fiebre sin infección, dolor de cabeza, vómito, moretones, puntos rojos en la piel, dolor de huesos, luz en los ojos, crecimiento del abdomen o bolitas en cuello, axilas o ingles.
La falta de especialistas onco-hematólogos pediatras (menos de 200 en todo el país), la ausencia de un registro nacional de cáncer infantil para dar un seguimiento puntual a los tratamientos y la respuesta tardía para el inicio mismo de los tratamientos dificultan la atención de los niños y adolescentes con cáncer.
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