Sobre el Medio Ambiente todos hablan. En todos los tratados comerciales aparece un apartado. En eso queda, en signarlo. Hay una larga fila de burocracia, pegados al presupuesto, chupándolo. Y hay técnicos, científicos, agrupaciones, como el llamado Grupo de los 100, de Homero Aridjis, escritor, buen poeta. Pero vive del presupuesto gubernamental ambiental. Abundan las organizaciones civiles, con financiamiento. Tremendas y extremas, con listados de empresas contaminantes, en torno a las cuales, movilizan a la sociedad clamando la desaparición.
Y los gobiernos, ah, del Medio Ambiente hacen sus mejores discursos, tremendistas. Lo vemos en México, el jefe del GDF, Marcelo Ebrard, plantea una ciudad de México, colapsada, inundada, si no se actúa “contra el Cambio Climático. El Presidente Felipe Calderón hace severas críticas, emotivas, de quienes “dudan del Cambio Climático”. Y refiere que hay países, hay gobiernos que hablan de desarrollo sin atender el Medio Ambiente. No menciona nombres; pero se sabe que China, la India, van por el desarrollo económico, del empleo, a costa de contaminar y por encima de derechos laborales y humanos.
El desastre burocrático y gubernamental se nota en torno a la próxima reunión mundial sobre Cambio Climático. México es la sede, será en noviembre. Presidencia de la República aun no tiene una agenda. Dicen que en la Secretaría del Medio Ambiente, SEMARNAT, ahí, también desconocen la organización. Remiten la Secretaría de Relaciones Exteriores, de Patricia Espinoza. En la Cancillería filtran que la organización será por la ONU. Desorden pleno. Pero muchos discursos.
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