El fisiólogo británico, de 85 años de edad, Robert G. Edwards, fue el ganador del Premio Nobel de Medicina 2010, así lo determinó el Instituto Karolinska de Estocolmo, al desarrollar la terapia de fecundación in vitro.
El fisiólogo británico, de 85 años de edad, Robert G. Edwards, fue el ganador del Premio Nobel de Medicina 2010, así lo determinó el Instituto Karolinska de Estocolmo, al desarrollar la terapia de fecundación in vitro. Se le considera el Padre de la Fertilización Asistida y se estima que más de 4 millones de niños han nacido gracias a sus investigaciones. En 1978 nació el primer “bebé de probeta”, enseguida abre las puertas al primer centro para terapia de fecundación in vitro del mundo, donde se siguieron produciendo avances en los años siguientes que sirvieron de inspiración a muchos otros científicos, además provocó un revuelo en los ámbitos católicos más recalcitrantes, debido a que tales investigaciones iban contra el espíritu de la Encíclica Humanae Vitae del Papa Paulo VI. Edwards comenzó sus investigaciones acerca de la fertilización desde 1950, cuando estudiaba biología en la Universidad de Gales y luego en la Edimburgo, donde se doctoró en 1955 con una tesis sobre el desarrollo de los embriones en ratones. Durante la primera parte del siglo pasado, investigadores de medicina reproductiva discutieron sobre cómo fecundar óvulos humanos, pero la complejidad del proceso y la insuficiencia tecnológica hacían que no se produjeran avances, hasta que apareció el ganador del Nobel de Medicina 2010, primero en el Instituto Nacional de Investigación Médica de Londres y luego en la Universidad de Cambridge, a la que sigue vinculado en la actualidad. La infertilidad es un problema que afecta a más del 10 por ciento de las parejas del mundo que quieren tener hijos, problema que se resolvió con la fecundación in vitro. El jurado del Instituto manifestó que las investigaciones del fisiólogo marcan un hito en la medicina moderna, creando un nuevo campo de estudio. rYolanda Gutiérrez
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