La empresa de origen brasileño Natura cumplió 10 años sin realizar pruebas de sus productos en animales, lo cual fue posible gracias a la contratación de científicos especialistas en la materia y a una fuerte inversión en infraestructura de laboratorio. Además, se firmaron 20 asociaciones con universidades e institutos de investigación, y se desarrollaron 67 metodologías alternativas al uso de animales para pruebas de eficacia y seguridad.
Esta empresa está dedicada al rubro de la producción de cosméticos y productos de higiene y belleza con plantas productoras de sus productos en Brasil como Estados Unidos siendo dueños de una cartera de más de 500 productos.
Elizabete Vicentini, directora de seguridad del consumidor de Natura, detalló que “este logro es fruto de una decisión correcta y desafiante que tomamos hace más de diez años, sin embargo, en Natura vamos mucho más allá de hacer cosméticos sin hacer pruebas en animales, desarrollamos ingredientes exclusivos, que es un reto aún mayor”.
La compañía busca utilizar cada vez más materias primas procedentes de la biodiversidad brasileña en el desarrollo de sus productos. Para cada nuevo activo, que identifica en la naturaleza, se ponen en marcha una serie de inversiones en investigación para garantizar que se transforme en un producto eficaz y seguro para el consumidor.
En el pasado, las agencias sanitarias de todo el mundo exigían que esas pruebas de productos se realizaran en animales; un procedimiento que, al paso del tiempo, comenzó a ser cuestionado.
Lo cual derivo a que en 1998, se creará la Gerencia de Seguridad de Productos y anunció su intención de migrar totalmente hacia las metodologías alternativas. En 2003 se erradicaron las pruebas en animales para artículos terminados y, en 2006, en el desarrollo de materias primas.
A lo cual, la científica senior de Natura y especialista en pruebas alternativas, Vanessa Rocha, explicó que “para garantizar la seguridad y la eficacia de los productos utilizamos las más avanzadas técnicas mundiales de evaluación, que incluyen modelos computacionales, tests in vitro validados por la comunidad científica internacional, pruebas en piel y córnea sintéticas, e investigación continua de los datos publicados en la literatura científica”.
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