Cuando una persona se decide a realizar modificaciones en la ingesta diaria de alimentos (hacer dieta) para alcanzar un peso o talla menor, se cometen errores importantes que son muy comunes al eliminar alimentos y productos de suma importancia para la nutrición del organismo, o incluso para obtener energía que permita realizar actividades físicas que contribuyan en el propósito inicial.
Al iniciar un plan alimenticio exclusivamente para perder peso corporal, la dieta, inmediatamente se piensa en consumir solo vegetales o algunas frutas, incluso ensaladas como plato único y con ello se renuncia a emprender una ingesta alimenticia equilibrada rica en aportes vitamínicos para el organismo.
Por ejemplo, el pan es uno de los primeros productos que se dejan de consumir sin importar que éste sea considerado base de la pirámide alimenticia, sin embargo, pareciera que se ha convertido en el enemigo a vencer lo cual genera mitos y falsas creencias.
Por eso es importante dejar de relacionar a la pérdida de peso con restricciones alimenticias imposibles de continuar a largo plazo porque quizá el organismo pueda resistir por algunos días, pero hacerlo por algún tiempo puede traer consecuencias negativas.
Por ejemplo otro error que se comete es eliminar la ingesta de leche o productos lácteos sin tomar en cuenta que se encuentran dentro de las recomendaciones dietéticas con hasta tres o más porciones al día por la cantidad de múltiples minerales que aportan al organismo.
Al respecto, los investigadores Javier Fontecha y Manuela Juárez del Departamento de Bioactividad y Análisis de alimentos del Instituto de Investigación en Ciencias de la Alimentación (CIAL) han señalado que según revisiones científicas no hay evidencias que justifiquen el reducir el consumo de productos lácteos enteros ya que parecen aportar efectos beneficiosos para la salud.
Esta información fue compartida dentro de la investigación del 2012 de la Fundación Alimentación Saludable que lleva por nombre “Avances en Alimentación Nutrición y Dietética” donde señalan que esta información permite tener una apertura ante estos productos y valorar la imagen de la grasa láctea ya que al ser una fuente de ingredientes bioactivos su consumo puede aportar beneficios para la salud o disminuir el riesgo de enfermedades crónicas en humanos.
A estos errores se puede sumar una incontrolable obsesión por consumir productos light, bajos en calorías, no beber suficiente agua para mantener una correcta hidratación, consumir solo edulcorantes o realizar menos comidas al día lo que genera más ansiedad, hambre y un descontrol al organismo.
Todo ello conlleva a que al adoptar una dieta, se consulte a un especialista de la nutrición sobre las opciones que tiene cada persona para emprender una vida sana y equilibrada en la alimentación.
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